Cuba, Cuba, Cuba - Burkina the revist

Cuba, Cuba, Cuba

Ayer tuve la inmensa suerte de asistir a una master class de Havana Club sobre rones y participar en la cata sensorial de Havana Selección de Maestros, para mi gusto, uno de los mejores rones del mundo y que ahora ya se puede comprar en estancos.

Lo primero, porque es más seco que dulce. A uno ya, a esta edad pelona, le satura el exceso de dulzor que, además, estoy convencido, tiene la culpa de la mayor parte de la resaca.

Vamos que cuando me vienen con caramelito, como que no.

En su esencia, el Selección de Maestros ofrece el sabor original de la melaza de caña, esta que ven ustedes en la foto, y que es una image1especie de miel contenida, un punto dulce sin empalagar, y que da en boca la intensidad olvidada del regaliz, que es un sabor perdido si lo piensan ustedes bien. Quiero decir que, antaño, cuando yo era niño, había en las Echevarrías de Murguía, mi pequeño pueblo alavés, unas barras de regaliz que te manchaban toda la boca y las manos de color marrón y cuyo sabor no tenía nada que ver con el sucedáneo plasticoso que compran ahora los chiquillos.

Sé que ha sonado a «cualquier tiempo pasado fue mejor», pero es que es así: «cualquier regaliz pasado fue mucho mejor».

Probar ayer la melaza de caña, con esa textura untuosa, me llevó en un viaje de sensaciones a aquel regaliz auténtico que, después, encontré fácilmente en el trago de Selección de Maestros.

Después nos dieron a oler, que no a probar, el aguardiente base que se obtiene de esa melaza. Con un 75% de volumen de alcohol, los expertos cubanos que nos ofrecieron la master class nos recomendaron que no lo probáramos.

Una recomendación que, por supuesto, cayó en saco roto para mí y para Álvaro Muñoz Robledano, que estaba conmigo ayer. Al paso por garganta no pude dejar de percibir cómo me brotaba una mata de pelos en la espalda, pero he probado orujos gallegos que eran un agua de fuego parecida, sino superior. No es que sea un trago que yo disfrute, la verdad, porque tiene ese sabor hondo como a azúcar quemada que es tan característico del aguardiente y que a mí no me acaba de convencer, pero con una buena ración de frío para que coja una textura más oleaginosa, sería perfecto para echarle unas gotas al café.

Después de una cata sensorial de Havana 7, que es, en mi opinión, el ron perfecto para hacerse un refrescante, cítrico y delicioso cuba libre, pasamos al plato fuerte: Havana Selección de Maestros con Partagás Serie P nº2 (vitola de galera: pirámide; 156 mm x 52): un maridaje Cuba, Cuba, Cuba.

Como decía, Havana Selección de Maestros es más seco que dulce y tiene en su esencia el regaliz de la melaza, pero a eso se le suma un amargor elegante y delicioso que se puede identificar, en los lados de la lengua, como cáscara de naranja; se percibe un toque untuoso a cacao al que se le añaden puntas especiadas y, desde luego, un recuerdo a vainilla que no puede faltar en un buen ron.

Es sensacional. Combinado con el sabor fuerte del Partagás Serie P nº2, charlando en la mejor compañía en una azotea soleada de la calle Serrano de Madrid que, parece mentira, pero estás a un paso de la Puerta de Alcalá y lejos de todo, nos fumamos la tarde…

Desde allí, más de uno vislumbró el Malecón de La Habana.

Y es que de esto va el mundo de los sentidos: superadas todas las ortodoxias, todo es posible. ¡Hasta que el Madrid no gane la próxima Champions!

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