Las 1001 entradas: equilibrio - Burkina the revist

Las 1001 entradas: equilibrio

Sexto Aniversario de Burkina (2016-2022), pero no sé si voy a terminar este camino de espaldas hacia el origen que os planteé hace unos meses antes de que llegue el séptimo. Cuando sea, será. Hoy entrada número 948, camino de las 1001 entradas, publicada el 18 de abril de 2016: «Equilibrio».

Casi no voy a hacer comentarios porque lo dije entonces, lo sostengo hoy, salvo que ahora ya intento no usar la palabra FORTALEZA, que lleva a equívoco. Digo INTENSIDAD de sabor o, a veces, CUERPO, que se refiere al tipo de sabores que un cigarro puede desplegar y no a la PEGADA del aporte nicotínico. Espero que este detalle deje más claro lo que quise decir en su día con…

«EQUILIBRIO»

Me van a perdonar la ausencia de estos días. Tengo una buena razón.

Un amigo me dio a probar, el jueves anterior, un cigarro.

Si te gusta Partagás 8 9 8, –me dijo mientras me lo ofrecía- es que te gustan los cigarros fuertes.

No me entendió. No me gustan los cigarros fuertes. Ni los suaves. Me gustan los cigarros armoniosos, con equilibrio entre fortaleza y sabor.

¿Que si era fuerte el cigarro?

Como diría Gila:

Parece que pica un poco… Fueron sus últimas palabras.

He estado unos días en coma… Acabo de despertar.

Es broma, claro, menos lo de que me gusta el 8 9 8. ¿A quién no?

FORTALEZA Y SABOR

En mi opinión, fortaleza y sabor son dos cosas distintas que la gente confunde frecuentemente, sobre todo cuando no se usa la nariz para fumar. El cigarro debe tener balance entre ambas: una fumada más compleja, con más matices, con más sabores, tiene más fortaleza; una fumada más sutil, más amable, tiene menos fortaleza.

Conseguir un cigarro que sea sólo potencia es fácil: se mete tabaco ligero a tope en la ligada y a joder, ¡o un cartucho de dinamita! Y dejas al fumador renegrido y humeante como el Coyote después de haber prendido un puro marca ACME. Pero eso es potencia sin control. Eso es como la pava esta (no recuerdo el nombre ahora, perdón) que se desgañita en los escenarios de todo el mundo. Yo sé que es la pera limonera y que se la aplaude a rabiar porque tiene un chorrazo de voz la mujer que los de la primera fila de sus conciertos se peinan todos para atrás, a lo Mario Conde.

Eso sí, no se les destaponan los oídos en dos días.

Un portento.

¡Vende muchos discos! Le gusta a mucha gente. Yo no lo critico.

Pero para su tía.

Donde esté Billie Holiday, esa voz que alarga las notas dulcemente, con ese leve y sensual temblor, que se incorpora a la orquesta completándola, como un instrumento más, en perfecta armonía, en equilibrio y convirtiendo el tiempo en un espacio cóncavo, que es para lo que tienen que servir estas cosas: para expandir el momento de placer, para ampliar el instante único. No para sufrir.

Eso es Partagás 8 9 8 para mí. Y Billie Holiday. Armonía. Equilibrio.

2 comentarios de “Las 1001 entradas: equilibrio

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