Siempre he creído que los cigarros no son buenos ni malos por sí mismos. Al menos no todos. Por suerte, o por desgracia, hay que contar con una gran infinidad de factores ajenos a su exquisito e intrincado proceso de fabricación que, al final, determinan que la satisfacción sea completa y, en eso, no puede intervenir ni el master blender, ni el guajiro más arrugado de Vuelta Abajo ni el más avezado estanquero de España.
La circunstancia personal es clave. Hace que el mejor cigarro se vuelva una tortura interminable o que una chusta mal rolada te proporcione ese rato de placer que llamamos fumar y que el dinero tampoco puede comprar.
Así que elige bien con quién vas a fumarte el cigarro y evita a los tontos.
La felicidad se compone de esas pequeñas piezas que encajan como un lego: un Montecristo Media Corona (99 mm x 44), un chato de Malleolus de Emilio Moro, Joaquín Sabina cantando a la Magdalena en el iPad y este que ahora escribe con todo su pensamiento centrado en cocinar algo rico en una brillante mañana de sábado, sin más compañía en la cocina que uno mismo (que es lo que tenemos los tontos, que no sabemos que lo somos). Todo sea dicho, en la cocina de mi casa quepo yo y si me da por fumarme un lancero, ya me lo enciendo en la calle casi. Con deciros que si entra mi mujer, la ataco… Sin cuchillo, claro. ¡Y felicidad completa!
Hacía mucho tiempo que Habanos no me daba una alegría tan grande y en un formato tan pequeño a pesar de lo cual, cuando lo prendes, expande la felicidad como una bomba cargada de dicha. Alguien, por fin, ha pensado que si los fumadores ahora tenemos menos tiempo, se pueden hacer formatos cortos sin necesidad de fabricar obscenidades, supositorios ni salchichones de Vic.
H.Upmann rompió ese melón con una grandísima Media Corona, creo recordar.
Eso sí, no me lo saquen del aperitivo. A mí, que fumo despacio, me viene a durar 20 minutos. A los ansiosos, os recomiendo que compréis dos porque igual os deja como al del chiste del pingüino, con ganas de más.
Es una labor cuidada, sin duda, por los cubanos, mucho más que otras vitolas de la misma marca que naufragan por los estancos sin remedio. Quiero decir que va bien proporcionado de tabaco y da gusto fumárselo.
Por el lado malo, un cigarro de alta regalía no lo es sólo su sabor y sus aromas incomparables e inolvidables ni por su proceso ni su parafernalia: la mujer de César, como se suele decir, además de serlo tiene que parecerlo. La anilla finalmente renovada de Montecristo, por fin a la altura del prestigio de la marca, ayuda un poco a olvidar el estado calamitoso de las capas que usan para sus cigarros.
En cualquier fábrica mínimamente exigente en su control de calidad, estos cigarros habrían sido enviados a reencapar.
La capa es la hoja más importante del cigarro, se pongan como se pongan, para empezar porque es la más cara, porque es la más difícil de conseguir, porque los rendimientos en producción son muy bajos: es muy delicada y se quiebra con facilidad si no se trabaja con la debida humedad o si las manos del tabaquero no son lo suficientemente expertas… Un cigarro premium debe tener un capa premium, uniforme, exquisita, sedosa, grasa, cuyo tacto sea como el de una piel bien cuidada, que den casi ganas de comérsela.
Y ustedes dirán ¿qué más da si no aporta sabor? Falso. Aporta mucho sabor, quizá no tanto cuando todo el cigarro está fabricado con la misma semilla de tabaco, pero la capa es también definitiva en el sabor del tabaco. Además, si no fuera así, si la capa sólo fuera una vestimenta, un adorno, ¿por qué no van ustedes a comprarse un BMV y le hacen una raya con la llave desde el capot al maletero?
Total. El coche sigue siendo igual de bueno.
MONTECRISTO MEDIA CORONA
Longitud: 99 mm
Cepo: 44
Tripa: Vuelta Abajo (Cuba)
Capote: Vuelta Abajo (Cuba)
Capa: Vuelta Abajo (Cuba)
Categoría: 1 – Puntuación – 8.
Punto fuerte: grandísimo cigarro para aperitivo. Muy recomendado.
Punto débil: la hoja de capa no es digna de un cigarro de esta categoría.
LEÍDO. VENGA. VOLVER AL ÍNDICE
Hoy me hice un Horseneck de Jameson-Ginger Ale para acompañar esta Media Corona antes de cenar y ya que el crío se me acostó temprano, realmente es algo especial. La estoy disfrutando tan despacio que puede que me dure cerca de la hora. Ya la había fumado una vez pero tú me la has iluminado (el corte del limón bravo también). Un abrazo
Me alegro!!! Disfruta y muchas gracias