Príncipes de Nicaragua, reyes de Nueva Escocia - Burkina the revist

Príncipes de Nicaragua, reyes de Nueva Escocia

Me voy a liar un poco, pero os lo quiero contar bien. John Irving, uno de mis escritores preferidos, escribió «Principes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra», de la que, después, se hizo la peli «Las normas de la casa de la sidra». No es que tenga mucha relación, pero adoro los títulos cuando son sonoros, no se refieren directamente al contenido y se extraen de un diálogo sin peso en la trama. Otro ejemplo bueno: «Los tipos duros no bailan», de Norman Mailer. «Príncipes de Nicaragua, reyes de Nueva Escocia» es una adaptación de la frase con que el Dr. Wilbur da las buenas noches a los huérfanos de St. Cloud: «Buenas noches, príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra». En la película, es Michael Caine.

Aunque, en la realidad, «Príncipes de Nicaragua, reyes de Nueva Escocia» se refiere a Manu Iturregi, alguien que bien podría haber figurado en el plantel de la Santísima Trinidad de la literatura y el cine que dio vida a «El hombre que pudo reinar»: Sean Connery, Michael Caine, John Huston, Rudyard Kipling… Sólo falta Maradona.

Manu, desde el Residence Cafe, ha convertido Bilbao en la Nueva Escocia, con su mucha pasión y su gran conocimiento del whisky.

RESIDENCE CAFE BILBAO

El Residence Cafe Bilbao es parada y posta obligatoria para cualquiera que se considere un disfrutón, un amante de las cosas ricas de la vida, cuando se pase por el Botxo.

Y si a mí me quedaran como a él ese bigote y el kilt… ¡Y la botella de The Balvenie 21 años!… Me afeitaba la cabeza.

Aunque yo estuve en representación de Davidoff, y también llevé mi traje de luces.

No es tan vistoso como el de Manu, pero me queda pintón. El negro estiliza mucho y de verdad que no hay evento en el que no se me acerque alguien y me pida la guayabera.

X RESIDENCE WHISKY BOAT

Para mí, que presumo de ser nieto de «La Elegante de Bilbao», mi abuela Mari, puede no haber cebo más brillante y atractivo que un «Javier, vente a Bilbao a fumar tabacos y beber whisky». Más si el whisky es The Balvenie, uno de mis preferidos, por su elegancia y su redondez.

Tampoco soy un experto ni, por desgracia, los he probados todos. Aunque dadme tiempo…

Así que cuando Manu me mandó la convocatoria para X Residence Whisky Boat, le dije que contara conmigo, a título personal o como brand ambassador de Davidoff, y que lo único que podía impedirlo era, por supuesto, el puto coronavirus.

Si quieres ver a Manu Iturregi en acción, hablando de whiskies y tabacos, lo puedes ver en el directo de Instagram que hicimos allá por el mes de junio. Es un maestro.

Pero, por supuesto, los tiempos que nos han tocado vivir inundan todos los planes de incertidumbre y no lo pone nada fácil. Evidentemente, Davidoff desde Suiza se preocupa por la seguridad de los eventos respecto a la Covid 19. Y es lógico, ya no sólo por la salud de su personal, de su brand ambassador (en este caso), sino también por el peligro evidente de salir en los periódicos.

No debemos olvidar que nos movemos en un mundo controvertido y muy sensible a la difamación, que es el del tabaco. En los últimos meses, vosotros mismos habéis comprobado lo fácil que es difamar al tabaco, con qué rapidez lo difunden los medios de comunicación y con qué candidez la población se lo cree todo.

Hasta aquello que es obviamente falso y que con un poco de sensatez y sentido común, sin necesidad de poseer profundos conocimientos en virología, cae por su propio peso.

En fin. Es lo mismo. Covid or not covid, allá que me presenté yo, vestidito de luces, a disfrutar del X Residence Whisky Boat con Manu y, por supuesto, con Maribel González, la estanquera de la Cava Urquijo, en Bilbao, que es una reconocida experta, a nivel internacional, en el mundo del tabaco premium.

Casi diez días después, os puedo decir lo mucho que disfruté el paseo por la ría del Nervión y que con esos The Balvenie y un Davidoff Nicaragua Robusto, me sentí parte de una tripulación de príncipes de Nicaragua, reyes de Nueva Escocia.

Y no pillé ningún virus.

MARIDAJE PERFECTO Y MÁS

Hace años, un porrón de ellos, visité con dos amigos la destilería de The Balvenie en Dufftown, en el corazón del Speyside escocés. Tengo que confesar que en aquellos años, de juventud y estupidez, yo no era muy aficionado al whisky. Eso por no decir, que sería duro ya, que no me gustaba especialmente.

En Dufftown me di cuenta de que, efectivamente, no me gusta el whisky malo y, desde entonces, profeso la fe del converso. De hecho, al whisky malo no me he vuelto ni a acercar. El bueno es otra cosa, en toda su amplia gama de calidades y posibilidades, de sabores y aromas, de procesos y presentaciones, de terminaciones… En eso sí que me he metido a probar, y probar y probar, a averiguar qué me dice un gran whisky de mí mismo.

Eso pasa con el tabaco: fumas, pruebas nuevos cigarros y acaba sucediendo que el tabaco te descubre algo de ti que no sabías.

Y ese click fue The Balvenie 12 años Doublewood.

Double Wood porque el proceso en roble americano se culmina con una terminación en barrica de oloroso, de vino de Jérez, que, sin duda, le aporta, como he dicho antes, una finura y una elegancia que ya se nota en la nariz. Cero turba, cero ahumados, delicadamente especiado, frutal, dulce contenido y con un final largo y duradero.

El gran peligro de The Balvenie 12 años es que está tan bien integrado, su paso es tan suave y sedoso, que te digo yo que te bebes la botella de una sentada. Mejor llama a un amigo (y lleva dos puros).

Con Davidoff Nicaragua Robusto va perfecto. Es un maridaje sublime. El tabaco le aporta su rango de dulce más terroso y el amargo elegante y untuoso de Davidoff y se complementan como dos fichas de un puzzle.

El tabaco lo conocéis de sobra. En su formato toro box pressed fue cigarro del mes en Burkina The Revist en enero de 2019.

CIGARRO DEL MES – DAVIDOFF NICARAGUA TORO BP

Entre otras cosas por un rating histórico en Cigar Journal, la revista que me soporta…

Su hermano, el Davidoff Nicaragua Robusto, es un robusto clásico 5×50, 127 mm x 50, tabacos 100% nicaragüenses, procedentes de las cuatro zonas principales de cultivo del país, que son Estelí, Condega, Jalapa y Ometepe. Es un tabaco que tiene una fortaleza de media a media alta, garantiza una fumada de más de una hora (si fumas lento), porque va llenito de tabaco y da sabores un poco picantes, al principio, dulces, especiados y terrosos para dar paso, después, sin perder el dulce, a aromas más amargos de café, cacao, maderas… Es muy cremoso y equilibrado y ofrece un final intenso y de campanillas.

Pero el X Residence Whisky Boat dio para más… Aparte de que me dé pie a recomendaros este maridaje.

CERVEZAS LAUGAR Y PRIMEROS

La travesía por la ría del Nervión duró tres horas. Salimos a las siete, desde uno de los muelles frente al ayuntamiento de Bilbao. Aquí nos tenéis a Maribel y a mí, con un Primeros de Davidoff Nicaragua Maduro, que es un caramelito dulce (tripa media) y unas cervezas artesanas muy ricas, Laugar, que nos dieron para ir abriendo boca.

LAUGAR BREWERY – EN GORDEXOLA (VIZCAYA)

La cerveza, sensacional. Había dos variedades (de las más de 30 que ofrecen los chicos de Laugar): una stout que habría sido perfecta para el cigarro principal y esa tostadita, muy vibrante, más bien dulce y con un lúpulo under control, que bien fresca aliviaba de los casi 30 grados que hacía en Bilbao.

Otro mundo maravillosamente abierto el de la cerveza, lleno de posibilidades más allá de la caña de toda la vida, dicho sea sin despreciar para nada a esa caña fresca dominguera, que es el Padre Nuestro… El regreso a casa.

Muy rica. Ese maridaje de Primeros con la Laugar tostada, también es recomendable. Lo podía haber incluido en la serie (¡histórica!) «Tabacos y cervezas» del mes pasado.

TABACOS Y CERVEZAS (1/7)

El barco del amor al whisky fue recorriendo la ría en dirección a Punta Galea, al Cantábrico, pasando por un remozado Bilbao que no tiene nada que ver con la ciudad que era hace 30 años. Aunque aún les queda una mano de pintura aquí y allá y algún retoque a alguna ruina de la antigua industria vizcaína, hay que decir que el paseo es espectacular.

El Puente Colgante de Portugalete… El gran orgullo de Bilbao de siempre… Y, por supuesto, el nuevo orgullo: el museo Guggenheim.

La foto está hecha a la vuelta, cerca de las diez de la noche.

Los Davidoff Primeros Nicaragua son CIGARROS o TABACOS, ni puritos ni cigarritos, hechos a mano, nada de máquina, que vienen en esas bonitas latas de seis unidades. El formato es petit panetela (105 mm x 34), tripa media (no es hoja entera, sino recortes) con tabacos nicaragüenses y dominicanos, capote de Ecuador y capa habano Nicaragua, en dos versiones, maduro y carmelita.

El precio es 21’60 euros por la lata (3’60 por cigarro), pero la unidad de venta es la lata. Si no fumas muy rápido, te da veinte minutos de dulzor especiado, de fortaleza media, muy agradable. Lo dicho: un caramelo.

THE BALVENIE 14… 17… 21 AÑOS

Una vez hechas las presentaciones, a media travesía hacia Algorta, Manu comenzó el reparto de los hermanos The Balvenie, de menor a mayor edad, hasta llegar nada menos que al 21 años.

Y esto es cuestión de gustos, no de edades, pero creo que hay cierto falso mito sobre el binomio años/calidad en el whisky. Y me voy a atrever a dar mi opinión, de no experto en whiskies, y habrá, espero, quien lea este párrafo y me rectifique con buenas razones.

Un whisky no es mejor por tener más años.

Es más caro, sí, lógicamente. Su producción requiere más tiempo y, por tanto, sufre más merma y más riesgos y el coste financiero más alto.

Exactamente igual que sucede con los cigarros. El tiempo es un gran valor que sirve para llegar a un producto escaso y, sin duda, exquisito, pero…

De los cuatro The Balvenie que probamos, para el Davidoff Nicaragua, ya lo he dicho, me quedo con el 12 años. Y para mí, para tenerla en mi casa en un altar y rezar cada noche de rodillas delante de ella: The Balvenie 14 años Caribbean Cask.

Espectacular. Son 14 años de barrica y la terminación en barriles de ron caribeño pero (¡Atención! ¡Piscinazo!), que me corrija alguien, me atrevería a apostar que es ron agrícola. Lo que me gustó es su cuerpo y su complejidad. Es un whisky divertido, que te da una sorpresa en el paladar en cada trago, especias, vainilla, fruta blanca… Y te deja un postgusto a toffes, cremoso y muuuuy largo. Ha pasado el trago, llegas a puerto, y ahí sigue el sabor dando fiesta.

No lo había probado y tengo que decir que The Balvenie me volvió a conquistar. Ya era, por lo que he contado, uno de mis whiskies. Ahora, lo es más.

Por supuesto, el 17 y el 21 muy buenos. Sin duda. Whiskazos. Pero esto es cuestión de gustos, no de años.

Y, POR SUPUESTO, KEIA

Toda esta fiesta de whisky y tabacos, sobre la ría del Nervión, con Bilbao de fondo, necesitaba una base que nos sostuviera, que no hiciera que alguno cayera por la borda noqueado.

De ese sostén vitamínico se encargo Keia.

KEIA AHUMADOS ARTESANOS

Os lo voy a recomendar porque me dijo el hombre que sí, que lo comercializan por internet y te lo mandan a casa. Después de dar mi charla, que fue breve, me planté junto a la mesa donde se estaba fraguando el siguiente cataclismo de sabor.

Habían repartido ya unos pequeños cucuruchos de foie, muy ricos (me encanta el foie) cuando el hombre sacó una especie de longaniza larga que a mí, a primera vista, llamadme paleto, me pareció lomo. Y lo pregunté, por eso no es ofender, es querer saber: «¿Es lomo?».

– Correcto.

¿Veis? Lomo. Y se puso el hombre a cortar rondas.

Y, efectivamente, ahí le veis riéndose de mí. Lomo, pero de bonito ahumado. Delicioso. Y la hecatombe definitiva fue la siguiente «longaniza» de lomo. Lomo, correcto, pero de salmón ahumado.

– ¿Quieres probarlo? – me dijo nada más cortar el primer filete.
– ¡Claro! – le dije disimulando mi ansia, que es poco digna en un embajador de marca.
– ¿Qué te parece? – me preguntó el incauto, mientras yo paladeaba esa verdadera crema de salmón en la que el ahumado está presente, pero no lo mata todo.
– Me parece que me voy a quedar un rato aquí… Hasta que lleguemos a puerto, más o menos.

MUCHA, MUCHA POLICÍA

Y, poco más, por si os pareciera corta la entrada… Que llevo tres días escribiéndola, pero no quería dejarme ningún detalle. Os lo resumo:

Si veis la convocatoria del XI Residence Whisky Boat y no os apuntáis, no tenéis perdón. Es una gran experiencia y una buena oportunidad para combinar Bilbao, puros y whisky.

Se lo he dicho a mi madre, que es Begoña Urgoiti, y me ha dicho que a la próxima se apunta… La manzana nunca cae muy lejos del árbol, ¿verdad?

Al llegar al muelle del ayuntamiento, nos estaba esperando la policía… CINCO PATRULLAS DE POLICÍA. Yo le dije a Manu que se sintiera orgulloso, porque una buena fiesta, si no acaba con la visita de la policía, no es tan buena.

Algún buen ciudadano, miembro de la Stasi, nos vio en el barco y les llamó, pero lo cierto es que todas las medidas de seguridad contra la COVID se tomaron. Llevamos mascarillas, se respetaron las distancias (el barco tenía capacidad para 200 persona o más, y éramos cuarenta y pocos) y si alguien, a título personal, no lo hizo, fue a su propio riesgo.

La poli, ante la evidencia, nos dejó salir sin más consecuencias y ya sólo faltó, para rematar la faena, que Manu hubiera vuelto a coger el micro del barco y nos hubiera dicho:

«Buenas noches, príncipes de Nicaragua, reyes de Nueva Escocia».

A lo Wilbur. A lo John Irving.

Las fotografías buenas de esta larga crónica las ha hecho Pablo Urkiola.

Las fotos malas, son mías, de mi móvil. No hace falta mucho decir cuál es cuál porque a simple vista se nota.

8 comentarios de “Príncipes de Nicaragua, reyes de Nueva Escocia

    • JAVIER BLANCO URGOITI dice:

      Y no sé cuál me gusta más de las que he leído! El mundo según Garp, para llorar y reír; La epopeya del bebedor de agua; Oración por Owen… Una mujer difícil me pareció una pasada. La última noche en Twisted River, como ya le conocía bien, estaba esperando el zarpazo que llegó a las 150 páginas, más o menos. La cuarta mano… Hasta que te encuentre… Y me dejo alguna. ¡Todas recomendables! Un abrazo

  1. Ángel dice:

    Excelente crónica. Para el próximo Resident nos avisas y hacemos un hueco en la agenda.
    Un saludo, Javier. Sigues haciendo Legión.

  2. Gonzalo Fernández dice:

    Mira que yo no soy de whiskyses pero con esa pedazo crónica dan ganas de salir corriendo a buscarles y dejar el estanco en modo self-service. Un abrazo.

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