Estados Unidos es a lo grande. Todo gordo, todo filetaco, todo cacho-carnaza.
Me recuerda al chiste que contaba mi tío Antonio (que, por cierto, está de cumpleaños, felicidades!!) del bar «A lo grande», que entraba un hombre y pedía una caña y, como allí todo era «a lo grande», le ponían un barril entero de cerveza. Y de tapa, en vez de aceitunas, melones.
El hombre fue a protestar, pero el camarero le explicó que en aquel bar todo era «a lo grande» y que por eso se llamaba así.
Total: que el hombre se conforma, se bebe el barril y, claro, le entran ganas de hacer pis y le pregunta al camarero por los servicios: «siga ese pasillo y la tercera puerta de la derecha», le indica. Cuando llega al pasillo, ya con el baile de San Vito, es larguísimo, claro, a lo grande. Lo recorre entero pero entre que está medio pedo y que no puede más, cuando llega a la puerta, se equivoca, entra en un cuarto oscuro, da dos pasos y CHOFFFF: se cae en una piscina y empieza a gritar:
– ¡No tiren de la cadena! ¡No tiren de la cadena!
Así es esto. El autobús con el que nos movemos
Grande.
Las hamburguesas, grandes! Las pistolas, grandes!!!
Las distancias son grandes y las tetas… Bueno. Eso no lo sé. Apenas me he fijado.
Así que llegamos a Cigars International, en Hamburg, Pensilvania, la revista de venta de cigarros por catálogo número uno en Estados Unidos y visitamos su almacén.
Pasillos y pasillos y pasillos de puros. ¿Veis los cajoncitos azules? Llenos de puros. Tantos, de tantas marcas, que he llegado a una conclusión, una vez más: no sé nada de cigarros. Así el mundo del tabaco, que te pone en tu sitio en cuanto te vienes un poco arriba.
El almacén, inmenso, enorme, a lo grande, está perfectamente humectado y climatizado. En esta foto, arriba, podéis ver el chorrete.
Cajas y cajas de todos los cigarros que os podáis imaginar (excepto, obviamente, Habanos)… El tour no es muy interesante, salvo que seas encargado de un almacén, aunque tengo que reconocer que a muchos estanqueros esta visita les vendría estupendamente porque todo el sistema, que yo ahora no voy ni a resumir, está dirigido a la optimización máxima del almacén, es decir: vigilar con absoluta seriedad y estricto método la rotación para que ni se acumulen los cigarros ni se rompa el stock.
Que diréis vosotros: bueno, lo normal.
Pero no, amigos, porque aquí todo es A LO GRANDE y estamos hablando de, agarraos, 80 millones de cigarros en stock.
80.000.000 de cigarros en stock. Seis veces el mercado español.
25.000 referencias.
Y lo mejor de todo es que me porté bien y no mangué ni uno. Y, como premio, después me regalaron… Unos preciosos calcetines. Maravillosos. Aquí tenéis algunas fotos al azar
Hice dos millones de fotos, no puedo ponerlas todas.
Y, ¿qué queréis que os diga? La forma en que funciona este mercado, de verdad, el dinamismo que tiene, la mentalidad abierta de los fumadores, las ganas que tienen de saber más, de entender más… Me sigue pareciendo algo a lo que aspirar en España.
Un abrazo a todos desde Bethlehem, Pensilvania.
AMAZING! Más bien parece Amazon, pero para cigarros. A lo grande, sí señor.
Dos países muy distintos en todo y aunque no lo parezca dos negocios que no se parecen en nada, allí compras y vendes a precios con los que ganar unos márgenes dignos incluso con sus promociones y descuentos, vamos igualito que aquí.