Aparta tu encendedor - Burkina the revist

Aparta tu encendedor

Burkina The Revist es una web sobre tabaco premium pero siempre con un claro compromiso con la supervivencia de las ballenas, por solidaridad obesa, y con la eficiencia energética. Es por eso que hoy os voy a lanzar una soflama sobre el arte del buen fumar, a partir de ese titular: «Aparta tu encendedor» ¡Y ahorra gas! ¡Salvemos el Amazonas! Porque, además, vas a comprobar que hasta los mecheros de procedencia más lejana, sortean mejor la obsolescencia programada dentro del bolsillo (o sobre la mesa) que en la mano. Me ha quedado un arranque un poco críptico, pero ahora me voy explicar. Va a ser largo así que poneos cómodos.

Antes os tengo que confesar que se me ha olvidado una efeméride importante. No es raro en mí, que soy poco dado a convencionalismos sentimentales, pero es cierto que el pasado 1 de abril se cumplieron veintiséis años de mi entrada profesional al tabaco. Comienzo, por tanto, mi Año XXVII. Mi peripecia profesional y personal por el mundo del tabaco os la conté con más señales que pelos este día:

Me lo tuvo que recordar Kati Zaragoza porque, la verdad, yo estaba a por uvas. Gracias, Kati, convencionalismos sentimentales aparte, tu amistad se celebra en Burkina The Revist cada día.

CAPAS INMACULADAS

En más de una ocasión, me he declarado «capista». Y eso que no me gusta etiquetarme como nada que acabe en «-ista», salvo PERIODISTA, que es lo que soy. Todos los demás -ismos me traen al pairo. Cuando digo «capista» me refiero a que las capas son chismosas y cuentan mucho sobre lo que es y lo que no es un tabaco. No en vano es la hoja más cara de un cigarro y, según sea, incluso hay quien asegura que sólo la capa es más cara que el resto. Es la más difícil de conseguir en el campo, la que más merma sufre en los procesos y la más seleccionada, es decir, descartada en los rezagos de hoja.

La capa está sometida a las mismas exigencias que el resto del tabaco y a un filtro más: los rigores de la belleza. Es como Pompeya, que tiene que serlo y parecerlo: quemar bien, dar buen sabor, tener elasticidad… Todo eso, pero, además, ha de ser bonita. Si no, va para capote (o, incluso, para tripa). Esto se decide en los rezagos, las selecciones del tabaco, que son un filtro que se puede ajustar. Si el nivel de calidad que busca una marca para la capa es alto, el cedazo es más fino, la selección más exigente, el descarte mayor y, por tanto, el coste más elevado. El resultado es mejor y más caro.

Si después el aficionado (es decir, tú) va a su estanco de cabecera a retratarse con la VISA en la boca, como el cuchillo de un pirata al abordaje, y se decanta por tabacos de a cincuenta lereles la unidad porque hay que celebrar que el Athletic ha sacado la gabarra del dique seco, ¡EUP! ¿Cómo tienen que ser esas capas? No debería hacer falta ni decirlo: inmaculadas.

Pero no debemos olvidar nunca que cada capa es única. Es una hoja de una planta, un producto vivo y natural. No es un papel y, por tanto, aunque no lo parezca, todas son diferentes y, ya me meto en el meollo, no queman igual.

LOS REZAGOS

Ya llego al encendedor, siento dar tantas vueltas, sobre todo porque me eternizo. Me gustaría que se entendiera que un rezago de capa no se hace siempre por criterios de calidad, sino que dependen del resultado buscado. Y perdonad que insista con la palabra «REZAGO», pero es la fetén. Hay quien lo llama SELECCIÓN, que no está mal, pero demasiado a menudo se usa un anglicismo del todo innecesario, SORTING, de «sort» («seleccionar» en Cuerva) o, incluso, en spanglish «SORTEO».

Los criterios de selección en el rezago dependen de un objetivo de producción: ¿Qué cigarro quiero hacer? ¿En que franja de precio quiero colocarlo? Hay marcas para las que una gota de agua en la capa significa rechazo; otras, sin embargo, lo aceptan. ¿Es aceptable? Para una marca de a cincuenta euros el tabaco, absolutamente no. Para una de robustos a lerele y medio, como decía mi psicólogo Josemi Lee Jones (expresión de manual de psicología conductiva): tres cojones me importa.

Así, cuando se describe la capa de un cigarro se nombran una serie de variables que pueden inducir a error: una capa de color colorado claro, sedosa, con poca vena, fina y mate no describe criterios de calidad, sino de rezago. Una capa fina no tiene por qué ser mejor que una capa gorda porque hay muchos factores de por medio que pueden sumar o restar: semilla, tierra, forma de cultivo, piso foliar, proceso, proceso, proceso…

Hay semillas que dan más rendimiento para capa que otras. El corojo, por ejemplo, es mejor para capa que Criollo 98, por las características propias de la variedad. Hay zonas, como Ecuador, que son mejores para sembrar capa por su clima y altitud. La técnica agrícola también influye en el resultado: si se cultiva al sol, la hoja será más gorda, más venosa y más grasa, aunque el rendimiento de la vega es menor. La hoja es más sabrosa, pero quema peor. Cultivada bajo lona, es más fina y quema mejor, aunque tiene menos sabor, pero el campo da más rendimiento de capa y de capote.

EL PISO FOLIAR

Y, por si todas esta variaciones fueran pocas y poco liosas (espero estar desenredando la madeja de una forma entendible), están los pisos foliares. Una capa procedente de un piso foliar alto, recibe más sol, será más gorda, más sabrosa, más grasa, pero quemará peor que una capa de un piso foliar bajo. Si la hoja procede de un corte alto, para llegar a ser una capa excelente, hay que darle mucho más proceso y, por tanto, su coste de producción es más elevado. Las capas de cortes altos son de más calidad, son más caras, más difíciles de conseguir, hay que castigarlas más para que quemen bien… Son tan buenas que cuando un tabaquero (esto me ha pasado a mí), te ofrece un cigarro y tú exclamas con admiración, después de un rato de sobar y olisquear la capa:

¡Qué capa más espectacular!

Y él te responde:

– ¡Es un corte sexto!

Te está diciendo: esta capa es la (PALABRA MUY MALSONANTE) en vinagre y la (BLASFEMIA) en bote. Y es motivo de enorme orgullo para él. Los cortes se cuentan desde abajo. Primer corte, abajo del todo y, dependiendo de la variedad, un sexto corte puede ser un viso alto o, incluso, un ligero.

Ya estamos llegando… Conseguir que un campo de tabaco rinda en capas de pisos altos es más difícil; que superen los rezagos y sean seleccionadas como capa, y no como capote o tripa, más aún; su proceso, más exigente y caro… Y, sin embargo, alguien, en algún momento de la historia, decidió que las capas finas eran de más calidad que las gruesas y eso no es verdad. Ni tampoco lo contrario. Fina o gruesa es un criterio de selección, no de calidad.

CAPAS GRUESAS

El otro día, estaba fumando con mi amigo e indiscutible maestro Jesús Llano, Premio Hombre Habano del Año en 2006. El tabaco llevaba una capa gorda y buena, procedente de un piso foliar alto… Y de quemada algo irregular. No es que no quemara. ¡Quemaba! Pero no es un papel, es una hoja de una planta. Es un producto natural al cien por cien, vivo y quema por donde le da la real gana.

Me fijé en su manera de fumar. La capa quemaba irregular, pero Jesús en ningún momento tiró de mechero para igualarla. Tuvo paciencia y la quemada fue avanzando, un poco anárquica, por un lado, por el otro… En un momento dado, Jesús dijo:

– Antes, las capas de los cigarros siempre eran gruesas.

Y tiene razón. Que una capa queme más por un lado que por otro no es un defecto imperdonable, ni se debe a que tú no sepas encender el tabaco. Insisto en que es un producto natural. Esto de abajo se llama verdugón y a veces pasa y, generalmente, se arregla sólo.

No hace falta arreglarla con el mechero.

En ocasiones, la capa quema mal porque está recibiendo una corriente de aire que tú ni percibes y basta con cambiarse el tabaco de mano. O darle la vuelta. Se arregla sola. No hace falta que saques el mechero y la quemes. Salvo para la foto del Instagram, claro.

Y a todos nos gusta que el tabaco queme perfecto. Como este:

¡Maravilloso! Pero, con todo lo que he explicado hasta llegar aquí, verdaderamente, cada cigarro que quema así se debe considerar un puto milagro de la naturaleza. Por supuesto, hay que aspirar a eso, pero no siempre pasa porque una capa rica, sabrosa, grasa, de calidad y ¡gorda! Quema peor que una fina, pero si tú te pasas la fumada dándole fuego para que vaya regular y salga bonita en la foto del Instagram, esa hoja tan cara… ¡Se la fuma el mechero!

El mal que hace Instagram a la humanidad está por descubrirse, pero ya veis que puede casi considerarse un agente propiciador del cambio climático: malgastas energía derrochando gas, extingues a las ballenas, arrasas el Amazonas y de tanto hacer clic, clic, clic, le acabas saltando los muelles a ese encendedor que procede de un país lejano.

LA CAPA NO QUEMA

¡Paciencia! Otra cosa muy diferente es que la capa no queme. Esto sí es un gran defecto. Suele suceder, curiosamente, con capas muy bonitas, preciosas, aterciopeladas. El tabaco quema por dentro, pero la capa se extingue todo el tiempo. Si te sucede esto, que es un coñazo, mi consejo es que dejes el tabaco en el cenicero y te enciendas otro. Es inútil que andes quemando el cigarro con el encendedor, gastando gas y contribuyendo al cambio climático.

Aunque, por ver el lado positivo, cuando el cigarro se quema por dentro, pero la capa no quema, te sirve para comprobar la importancia de la capa en la ligada. En realidad, te estás fumando la tripa, porque la capa (y seguramente el capote), la estás quemando con el mechero y no aporta nada al sabor final del tabaco. Cuando sucede esto, normalmente, el cigarro tiene poco balance, el humo resulta anodino o estridente porque la hoja de más calidad, la más importante, como digo, se la está fumando el mechero.

El reto, y vuelvo al principio, es fumar con paciencia y sin encendedor y, desde luego, sin andar pensando siempre en la foto de Instagram. Las capas no de papel y cuando queman tan bonito, tan regular, tan maravillosamente bien, es una fiesta, pero si es un poco irregular, tener paciencia y esperar que, seguramente, se apañara solita.

Y, si no quema… A la mierda que esto es para disfrutar.

13 comentarios de “Aparta tu encendedor

  1. Charlie Quesada dice:

    Muy interesante la reflexión. Si en el campo todo es proceso, tiempo, paciencia… No deberíamos llegar nosotros con el torch a quemar a tope… Vamos a tomarnos nuestro tiempo. Muy de acuerdo.

  2. Luis javier dice:

    Joder y disculpa la expresión. Imperdonable que todavía no plasmes tu sabiduría para futuras generaciones. Aunque estaría bien para las presentes, si fueras tan amable 😉😉

  3. Luis dice:

    Javier, deberías plantearte recopilar tus artículos en un libro, aunque supongo que publicar es difícil. Están muy bien escritos, son divertidos y la información que das es un tesoro. Un abrazo!

  4. David Isi dice:

    Clase magistral, me ha encantado. Es más, hoy mismo lo he puesto en práctica y me he resistido a utilizar el encendedor a pesar de una quema bastante irregular. Efectivamente se ha corregido por si solo y la capa me la he fumado yo. Gracias Javier, te mando un abrazo

  5. Fuica dice:

    Influye la humedad que tenga el tabaco y la humedad ambiente? Fumando en la playa me ha pasado varias veces que la capa no ha quemado, ha ido de dentro hacia afuera… De ser así, se puede corregir secando a posta y de forma controlada el cigarro antes de fumarlo?

    • JAVIER BLANCO URGOITI dice:

      Nunca lo había pensado, la verdad. En teoría, si el tabaco está bien hecho y la capa está bien seleccionada, y tienes los cigarros en el humidor por debajo del 70%, en torno al 65/68%, debería quemar bien. Secar de forma controlada el cigarro, ya me dirás cómo lo haces y si te funciona. UN abrazo

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