El primero en el mundo - Burkina the revist

El primero en el mundo

Tengo dos fotos fantásticas del aging room de Tabacalera de García, La Romana (República Dominicana), la fábrica de cigarros premium más grande del mundo. La primera es esa que veis. La hice en 2014. Se ven todas las gavetas, como llaman allí a los cajones, con su papela en la que se explica contenido y fecha.

La segunda es mental. Un bonito recuerdo de un anochecer en Casa de Campo.

Los tabacos de las gavetas están esperando su momento. Que no ha llegado. Son como mi hijo adolescente. Tienen que tranquilizarse, aprender a contenerse, armonizarse… Es decir, madurar. Y esto no es una ciencia exacta (como tampoco lo son los adolescentes), que a cada tabaco le llega su momento cuando le tiene que llegar. No antes. Ni después. Aunque mejor después que antes.

Me cogí a Pedro Ventura y a Carlos Travieso, miembros del Grupo de Maestros de Tabacalera de García, y me escurrí con ellos por los pasillos del aging, separándome, como es habitual en mí, del grupo de Procigar. Si puede uno hacerse una visita privada e íntima, sin preguntones ni expertos conocedores (que me repatean), y con dos inestimables guías… Uno se entera de más cosas. Ventura y Travieso, además, son geniales. Dominicanos puros: gente amable, entregada, abierta, humilde y sabia. Para llevártelos a casa.

Y como yo soy un revolvedor, empezamos a abrir gavetas y a oler estos y aquellos tabacos. No es tarea fácil saber cuál está listo y cuál no. Hay que afinar mucho el pico porque en los aging room que yo he visitado impera un intenso hedor… Tanto que es difícil de aguantar durante mucho rato.

Hedor a amoniaco.

Sí, sí, a amoniaco. Eso que descubrió la Junta de Andalucía en el tabaco hace años y por lo que demandó a la industria cigarrillera. «¡Echan amoniaco a los cigarrillos para potenciar la adicción!», dijeron y lo malo no es que se quedaran tan anchos, es que hay mucha gente que aún se lo cree.

El tabaco contiene amoniaco de forma natural. Está en su composición. Precisamente, todo el proceso de fermentación en pilones, doble fermentación, triple, mulling, reposos varios, en paca, en aging room… Todo está pensado para que el cigarro, de forma natural, expulse el amoniaco. Lo que dicen en Dominicana hacer trabajar al tabaco. Por eso en el aging se huele con tanta intensidad: al fin y al cabo, es un nido en el que tres, cuatro o cinco millones de cigarros están superando su pubertad. Pero, como el tabaco está vivo, siempre que le des condiciones de humedad y temperatura adecuadas, te va a trabajar. Incluso en tu humidor, razón por la cual los celofanes en ocasiones amarillean.

Es el amoniaco.

Cuando, al oler un cigarro por el pie (ojo, no la capa, el pie) te da peste a amoniaco, es que ese cigarro no trabajó lo suficiente. Mételo en el humidor y déjalo reposar. Sin prisa. Que no te pueda la ansiedad. Ya te lo fumarás que a los fumadores nos puede mucho el ansia de probar cosas nuevas. Dale tiempo.

En aquel mar inmenso de gavetas marrones, cuya clasificación exacta sólo conoce el que lo maneja a diario, mientras yo revolvía a gusto y con permiso de los maestros tabaqueros, fui a dar, de casualidad, con una que me interesó mucho más que las demás.

Era febrero de 2014 y se decía, pero nadie lo confirmaba, que VegaFina estaba preparándose para lanzar una nueva línea nicaragüense. Y allí estaba, al final de su adolescencia, VegaFina Nicaragua Robusto. Ese secreto a voces.

vfnica robCarlos Travieso abrió la gaveta, cuya papela indicaba que contenía 50 cigarros, sacó uno y me lo regaló. Inmediatamente, corrigió el papel: «50 (- 1)», escribió. Entendí que su intención era reponerlo más tarde. El cigarro no estaba listo para fumar, pero yo me lo llevé como un enorme tesoro y prometí guardar silencio. Ya se sabe que muchas veces uno es mejor periodista por lo que calla que por lo que cuenta.

Cuando llegué a mi habitación de Casa de Campo aquella tarde, aunque no estuviera preparado, me pudo el ansia y me lo fumé. Adolescente y todo, porque de estos pequeños detalles está hecha la afición a los cigarros: la sensación, seguramente falsa, de ser el primero en el mundo que se ha fumado un VegaFina Nicaragua Robusto.

Me senté en la terraza de mi habitación, me puse un roncito con cola (el cubatilla de toda la vida) y me lo fumé, mientras Dominicana me regalaba un anochecer de postal. Y puede ser, no digo que no, que el cigarro no estuviera cocinado del todo, a decir de los expertos, pero a mí me supo a gloria bendita.

 

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