Quemado de troja: A.Turrent Sui Géneris 1880

Digo, y repito, que en el tabaco siempre es posible aprender más y que todo lo aprendido no vale de mucho porque cuando crees que sabes algo, el tabaco se encarga de ponerte en tu sitio. Es un mundo fantástico para la gente con inquietud. El mejor ejemplo A.Turrent Sui Géneris 1880.

Que un señor como Alejandro Turrent te cuente, en la feria Intertabac, que están revisando su muy, pero que muy tradicional método de secado y fermentación del tabaco para mejorar, implantando técnicas nuevas, aprendidas de Cuba o de Nicaragua, es para quitarse el sombrero. Los Turrent son la familia tabaquera mexicana por excelencia, no sólo en fabricación de cigarros (A.Turrent, Te amo, Casa Turrent…), sino también en cultivo, secado y fermentación de tabaco: el afamado Negro o Negrito San Andrés, pero también semilla sumatra o varias havanensis como la Habana 2000.

Al frente de este pool tabaquero está ahora Alejandro Turrent (al que yo conocí en Madrid, en Vegueros y Torcidos, hace 20 kilos), pero antes, y aún ahora, un grandísimo personaje del mundo del tabaco: Don Beto Turrent, su padre. Me acuerdo que titulé aquella entrevista: «Algo está pasando en México», porque en los últimos 10 años, o tal vez menos, al perfil plano, poco sabroso y casi aburrido del cigarro mexicano en general, Alejandro le ha dado una voltereta para empezar a presentar puros que tienen interés, que muestran cosas distintas. Y eso, mola.

El último, A.Turrent Sui Géneris 1880, en un formato único 165 mm x 52, quizá tengamos la suerte de llegue a España (aunque yo ya lo he fumado). Lo novedoso del cigarro es que lleva un tabaco que lo llaman «quemado de troja», nombre que tiene una explicación un poco complicada, pero que yo voy a intentar hacerla sencilla.

A intentar, ojo, que seguramente no lo consiga.

La troja es una montonera de tabaco apilado, de hecho en Cuba lo llaman «pilón», donde se fermenta el tabaco. El tabaco, agrupado en gavillas (ramilletes atados de hojas) se va colocando uno encima de otro hasta, dependiendo de dónde se haga, una altura que va desde el metro a los dos metros. Como el tabaco va humedecido, en el interior de la troja se alcanzan temperaturas que están entre los 40 y los 50 grados celsius, con lo que el tabaco húmedo, fermenta.

Para que la fermentación sea homogénea, a la troja hay que darle regularmente la vuelta, lo que se llama el volteo: las gavillas que están en el interior y que se han sometido a mayores temperaturas, se colocan fuera; y las que estaban en el exterior, se colocan dentro. La temperatura se controla con unos termómetros bien grandes y se monitoriza (a mano, con una ficha que se suele colocar al lado de la troja) para que no suba demasiado y controlar el momento de voltear la troja.

Pasa que, en ocasiones, por la razón que sea, hay hojas que no soportan tan bien la alta temperatura, fermentan más rápido y se queman: ese es el «tabaco quemado de troja». No es ninguna broma. Algún almacén de tabaco ha ardido por no controlar la humedad y la temperatura de la troja o de las pacas. Normalmente, ese tabaco quemado de troja se habría desechado por inservible pero los Turrent se dieron cuenta de que eran, precisamente, las hojas de mayor calidad, las que tienen más aceites esenciales, las que primero se quemaban y decidieron apartarlas y guardarlas.

Se pusieron a hacer pruebas con el tabaco y se dieron cuenta de que el quemado de troja aunaba el sabor dulce de un tabaco fermentado con el especiado y amargo del tabaco joven y decidieron hacer una selección para incluirlo en una ligada nueva, única, que han presentado ahora: el  A.Turrent Sui Géneris 1880.

Además, del «quemado de troja», el Sui Géneris lleva en la tripa ligero de NIcaragua, para darle potencia, con capa y capote Negrito San Andrés, de México. Desde luego, si estamos buscando cosas nuevas y distintas, aquí hay una buena opción. Ojalá venga a España, aunque sea testimonial. A ver si quien tiene que leer esto, lo lee y me hace caso.

Por cierto, Sui Géneris significa «único». Lo es.