Undercrown Gordito

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Voy a intentar contribuir a derribar falsos mitos, aunque parte de esto ya se ha repetido  hasta la saciedad, pero no está de más. Sé que algún amigo estanquero me lo va a agradecer.

Ya lo decía Descartes, el racionalista francés con su duda metódica, su «cogito ergo sum«: los sentidos pueden engañarles.

Fumen sin sentido.

A tontas y a locas.Como si no hubiera mañana. Lo van a disfrutar mucho más y su estanquero se lo agradecerá.

Cuando uno se enfrenta a un cigarro como Undercrown Gordito de Drew Estate, (152 mm x 60) así, de primeras, parece que la pelea puede llegar a ser dura. Su capa oscura, grasa, brillante, es una preciosidad, pero en este país es el color que, no se sabe por qué, el consumidor tiene asociado a la fortaleza.

¡ERROR!

La fortaleza de un cigarro no viene definida por el color de su capa, ni por su procedencia, sino por la cantidad de tabaco ligero (procedente de la parte alta de la planta) que se incorpore en su liga. Punto.

Aunque la capa sea de color azul.

La salvedad es que la capa sea muy, muy roja. Entonces sí que podría llegar a ser muy fuerte porque no sería un puro sino Supermán. Obsérvese si lleva los calzoncillos por fuera y, como dice mi amigo Cristóbal Miguel, botas de echar (pienso a los marranos).

Es más, la capa del Undercrown es Negro San Andrés de México que, por lo general, lo que aporta a la fumada es un dulzor muy característico. Drew Estate, el fabricante del cigarro, y si no me equivoco (que alguien me corrija), hoy por hoy, la fábrica más grande de Nicaragua, es muy transparente en las ligadas de sus cigarros. Para Undercrown hablan de una capa Otapán Negro y que es un sexto corte… Es decir, hablamos de un piso foliar alto, en la planta, que debería aportar más fortaleza y restar combustibilidad, pero precisamente el proceso de fermentación del tabaco sirve para domarlo y, según se va oscureciendo la hoja, se amansa y se endulza.

He puesto esta foto en blanco y negro porque creo que se percibe increíblemente bien la calidad indudable de la capa. Vean qué grasita, qué chocolate. Nada que añadir.

El tacto es otro sentido que engaña a menudo. Y no sólo eso. Además acojona. Muchos fumadores aplastan el cigarro con dos dedos con muy poco «tacto» y si lo notan duro lo desechan porque creen que no va a tirar.

¡Absurdo!

Precisamente lo bueno es eso. ¡Que esté durito! Vayan a preguntar a casa, anda.

En primer lugar, el gesto pone bastante nervioso al pobre estanquero en el momento de la elección del cigarro en la cava. Cuando lo hagan, no dejen de mirarle y verán que, como si tuviera un resorte en los dedos de los pies conectado con el puro, según aprietan ustedes el cigarro, él o ella se va poniendo de puntillas. Si afloja los dedos, baja su tensión muscular; y si aplastan con cara de mala leche, enseñando el colmillo y con la carótida del grosor del rotulador de un bingo, el estanquero acaba confesando que mató a Kennedy. Si quieren mandarlo al otro barrio, hagan esto mismo con un Cohiba Behike.

¡Que se va a cargar usted el puro, cojones! ¡No apriete más!

Si uno toca el Undercrown Gordito se da cuenta de que está rígido como el dedo de mi abuela, pero tira de lujo ¿por qué? Porque está bien construido y lleno de tabaco. Muchas veces se confunde el buen tiro con la falta de tabaco que lo que va a dar es una combustión irregular, una ceniza inconsistente, una quemadura en la camisa, una bronca en casa y un coñazo de fumada. Con el tacto, apretando con destreza y con conocimiento, los expertos buscan baches, nudos, mala construcción que se puede percibir, pero no en un cigarro como Undercrown: su construcción es perfecta. No lo aplasten. No hace falta.

Con Undercrown pueden ustedes apostarse su casa. Si no les tira, yo mismo les devuelvo el dinero.

Undercrown Gordito no es, ni mucho menos, tan fiero como parece. Al contrario. Es una fumada de lo más tranquila. A ratos, y esto es un defecto, se podría decir que de cierta monotonía, que le falta un punto de mordiente. Las webs americanas le dan una fortaleza más bien alta, pero en España estamos acostumbrados a otra historia. Es un cigarro sin muchos sobresaltos, lo cual tiene también sus ventajas indudables: para el fumador, porque es un puro seguro y consistente, que no va a fallarle nunca ni en construcción ni en sabores ni aromas; para el dueño del establecimiento, porque es una fumada que justifica sobradamente un trago, algo no demasiado fuerte y a ser posible amargo (en mi opinión).

Un gintonic le va que ni pintado.

Con eso, y una buena charla con amigos, la felicidad no puede ser más completa. Eso sí. No se confíen, que el final del cigarro puede sorprender a algunos. Gana y mucho.

UNDERCROWN GORDITO
Longitud: 152 mm
Cepo: 60
Tripa: Nicaragua y Brasil.
Capote: Connecticut (Ecuador)
Capa: Otapán Negro (San Andrés – México)

Categoría: 1 – Puntuación – 7’5

Punto fuerte: Un cigarro con una construcción perfecta, con una capa que ya la quisiera Supermán que da una fumada cremosa y placentera, ideal para tomar con un gintonic y un gran final digno de la Obertura 1812 de Tchaikovsky.
Puntos débiles: el mercado español no tiene recorrido para asimilar estos cigarros que, a ratos son demasiado monocordes y les falta mordiente. Son mucho del gusto norteamericano, del que, en ocasiones (perdonen que se lo diga), deberíamos aprender un poco. Una vez más, soy pesado, lo sé, pero es mi caballo de batalla, de cepo va sobradísimo. Este mismo cigarro con un cepo 48 sería un bombazo.

TREMENDO PURO. VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL