Pues qué os voy a decir: que me ha encantado el VegaFina Año del Cerdo. Que me parece un purazo, con una complejidad exquisita y una fortaleza pensada para mí, yo diría que media, más de lo que es regular en la marca líder en España y que, además, tengo que decir que con las ediciones especiales, últimamente se están saliendo del término.
Ya me gustó, mucho y lo dije, el 20 aniversario (que tenía, además, el aliciente de que cumple los mismo años que yo), pero es que el Año del Cerdo me ha parecido uno de los cigarros más sorprendentes y completos de los que he fumado este año. Tanto que yo que ya tenía casi decidido el cigarro indultado de este año, ahora vuelvo a tener dudas.
Porque este VegaFina es del Año del Cerdo, pero ibérico. Por cierto, que no sé muy bien la ligada pero me apuesto un brazo a que tiene piloto cubano y no poco. Un tabaco exquisito.
De eso ya os hablaré otro día. Mientras tanto, os cuento que me fui a Toledo con mi perro asesino el sábado con la promesa de pasar una mañana de campo como a mí me gusta, con el perrete dando brincos por ahí y despellejando a unos cuantos bolos vivos y que lo vi cristalino: en el viaje de ida me iba a hacer compañía un cigarro. ¿Cuál? Miré los que tenía pendiente de fumarme y no lo dudé.
Esto es lo que pasó:
Y si te ha gustado el vídeo tanto como a mí el tabaco, o un poco menos, no vamos a ponernos exquisitos ahora, pues suscríbete al canal que pronto, muy pronto, voy a subir un estriptis integral de Woody.