H.Upmann nº2 - Burkina the revist

H.Upmann nº2

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Es posible que me esté repitiendo pero, bueno, para los que se vayan incorporando al blog tampoco está mal que lo vuelva a decir: en Burkina le damos una importancia vital a la compañía.

Los ingredientes básicos de un buen tabaco son:

1.- Tabaco de calidad. Básico. Primordial. No se hace buen cocido con garbanzos de piedra.

2.- Un tabaquero que sepa hacer bien su trabajo. Porque la única puta mierda de tabaco de verdad es ese que no tira. Lo demás es totalmente subjetivo.

3.- Tiempo. Mucho tiempo, el que haga falta y nada de prisas. El propio tabaco, que habla, dice cuando está preparado para ser fumado.

4.- (NO ES ERROR QUE ESTÉ EN BLANCO EL CUARTO).

5.- La compañía. El mejor tabaco en una compañía mal elegida puede convertirse en una pesadilla. Sobre todo si es un puro largo. Porque los cigarros están diseñados para dilatar el momento, para alargar el instante, son verdaderas cápsulas de tiempo, y si ese momento está resultado una tortura y está uno deseando que se acabe el cigarro de los cojones para irse a casa…

¡Tela!

Dándole que te pego a una doble corona escuchando la egolatria en verso de un gilipollas al que no puedes mandar a freir monas y moviendo el rabo como un perrillo a su lado y riéndole las gracietas…

Y el puro por el primer tercio.

Que tú piensas para ti que por qué no le habrás traído un 90 mm x 36 para una faena de aliño y me voy corriendo que tengo que recoger a mi niña del cole para llevarla a macramé.

O a judo.

O a la multiactividad que tenga programada.

Escoger bien el cigarro que marida con la compañía es básico.

Por eso, cuando yo llego a Valladolid a tomarme un pincho de tortilla con Gonzalo Fernández Silió, estanquero burkinero de clase A, y veo que en la bolsica negra y brillante con el mapa lustroso de Cuba ha metido un H.Upmann nº2 (pirámide, figurado, 156 mm x 52) me doy por doblemente homenajeado.

En primer lugar, porque Gonzalo ya me conoce y me quiere dar donde me gusta con un cigarro con el que yo siempre me he deshecho en glorias y alabanzas. En segundo lugar, porque su fumada, para los que somos pausaditos, como yo y como él, y fumamos a un ritmo normal tirando a disfrutón, y las prisas para los malos toreros, tenemos por delante no menos de una hora de darle que te pego al charuto y eso quiere decir que Gonzalo no tiene prisa en deshacerse de mí.

Así que hago bien en sentirme doblemente homenajeado. Mi compañía marida bien con un H.Upmann del 2. Y con un cubatilla al sol en la Plaza Mayor de Valladolid.

La pirámide de H.Upmann es un puro sensato y contenido que tiene la enorme virtud del dinosaurio de Monterroso, que cuando uno quiere despertar sigue allí y sigue siendo el mismo porque no ha pegado tirones de demanda ni ha vuelto loco de pronto a ninguna revista americana ni a nadie. Es un cigarro consistente y fiable cuya fortaleza es regulable, una propiedad que se generaliza a todos los figurados, gracias a su terminación en pico que permite abrir o cerrar más el corte y acumular más o menos sabor en la cabeza.

La técnica del doble corte (que yo no práctico, por cierto) es buena para oxigenar el cigarro, aunque a mí me gusta que su sabor se vaya haciendo más denso según avanzo en la fumada, que se acumulen sus notas terrosas y a cuero y que su dulzor de fondo, tan cubano, tan característico, se me intesifique en la punta de la lengua hasta el punto de que su fortaleza, que comienza media, crezca y me pegue bien en la nariz. Es cierto que si a media fumada se le arrea otro corte al cigarro, es fantástico porque el puro se renueva como una tubería limpia y resulta como volver al principio pero… ente tú y yo… ¿quién cojones quiere volver a empezar leerse la novela cuando ya está llegando al clímax?

Habrá quien quiera y le guste, por supuesto. Opciones de cada uno.

Si no lo habéis hecho nunca, el doble corte, os invito a que lo probéis porque Burkina es la libertad total para el fumador de cigarros y es cierto que hay principios muy buenos. Excelentes.Por ejemplo, yo siempre he sabido que las familias felices se parecen entre ellas en cambio las desgraciadas lo son cada una a su manera. Esto es un gran inicio. (Es un chiste).

H. Upmann tiene un inicio que es más que una gran promesa y se nota sólo con encenderlo en la mano porque es, en mi opinión, una de las marcas más aromáticas de Habanos. ¡Mete la nariz mientras lo prendes! ¡Mete! Es parte del disfrute! Hay que ser muy becerro o muy antitabaco para estar al lado de un fumador con un H.Upmann y no deleitarse con el aroma de ese cigarro. Y en eso lleva su condena porque te deja siempre con ganas de otro.

Y ahora voy a ponerme mi medalla.¡Cornetas y timables!

Lo que me dispongo a contar puede que no sea cierto, pero yo me lo atribuyo porque coincidió en el tiempo y, ya se sabe, post hoc ergo propter hoc es esa falacia latina que explica que fenómenos que se siguen son pueden tener una relación etiológica, como el rayo y el trueno.

Estaba yo en Cuba, con mi instinto de periodista enredador, cuando vi a un co-presidente de Habanos sentado solico en un a mesa. Fernando Domínguez, nada menos. Un hombre encantador del que me hice amigo ipso facto porque, como comprenderéis, me senté a su lado a la voz de ya.

Yo para esas cosas tengo morro. Me senté y me presenté.Le contaría algún chiste. A puerta fría. No tengo problema yo para eso.

La charla, por supuesto, más que interesante con Fernando y, entre los temas de los que hablamos (además de Habanos, de Cuba, del Embargo, de tabaco) uno fue de las marcas globales de Habanos, una categoría que la compañía acababa de estrenar. Son, como sabéis, esas marcas que Habanos vende en todos los mercados del mundo. En 2005, cuando pasó esto, sólo había cinco marcas globales: Cohiba, Montecristo, Hoyo de Monterrey, Partagás y Romeo y Julieta.

Este periodista inquieto le propuso a Fernando Domínguez meter H.Upmann en la categoría de marcas globales porque siempre he sido defensor de esa marca.

Y seguramente no fui yo. Seguramente, Habanos ya lo tenía planeado.

Pero a mí me gusta pensar que, a raíz de esa charla con Fernando, H.Upmann entró en la categoría de marcas globales de Habanos.

¡Y ahora negadlo si tenéis cojones! Que lo niegue Fernando.

Así que imagina, Gonzalo, si me diste satisfacción el viernes. Tanta, con ese H.Upmann nº2 al que, como hace el maestro Ángel García Muñoz, sólo le arranque un piquito, que hasta me pedí ese cubata que, como sabes, como ahora soy testigo de Joseluis no puedo beber, pero me lo pedía el cuerpo, allí, sentados los dos a la sombra, al acecho del paso de avutardas, en la plaza Mayor de Pucela, disfrutando de ese espacio dilatado del tiempo que se hace humo sin prisas entre risas y confidencias.

Ese cigarro tenía, además, el toque de la Cava de Lencería que es el cuarto ingrediente, fundamental, que tenemos que reivindicar: el añejamiento profesional que se le ha dado en una buena cava de cigarros ya en España.

Ese H.Upmann ha estado desde 2010 en un todo incluido, vacaciones pagadas, como en brazos de su madre, en una de las mejores cavas de España. Yo creo en el valor de esos seis años de añejamiento extra en un estanco y en lo que le aportan a un cigarro y, por eso, va a ser el primer 9 de Burkina.

No hubo prisa por venderlo ni la hubo por fumarlo.

Ha sido una pasada de tarde. Todo un power. Muchas gracias, amigo.

H.UPMANN nº2
Longitud: 156 mm
Cepo: 52
Pirámide (figurado)
Tripa: Vuelta Abajo (Cuba)
Capote: Vuelta Abajo (Cuba)
Capa: Vuelta Abajo (Cuba)

Categoría: 1 – Puntuación – 9.

Punto fuerte: con un corte pequeño, se consigue un cigarro que crece de fortaleza media a medio fuerte, con los sabores tradicionales del tabaco cubano y una consistencia y una fiabilidad fuera de serie. Un gran cigarro muy aromático. De lo mejor de la producción regular de Habanos.
Punto débil: difícil dar con un punto débil en este cigarro.Siempre ha estado entre mis favoritos de Habanos.

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