Macanudo cumple 50 años

Macanudo cumple 50 años y en Burkina vamos a celebrarlo por todo lo alto, porque somos muy de fiestas, pero mucho, mucho, de la «chercha» y de la «juja», y tenemos un prestigio que nos avala, pues a lo largo de los últimos treinta años nos hemos ganado con el sudor de nuestros vasos la etiqueta, casi diría la medalla, de cierra-bares, barre-cines, bebe-mistoles, últimos de Filipinas y hasta el agua de los floreros.

Es un gran año 2018, porque son cuatro… ¡CUATRO!… los quincuagésimos aniversarios que tenemos que celebrar. Sí, cuatro.

Están Davidoff y Joya de Nicaragua por un lado, Macanudo, que es de lo que se trata hoy (me encanta el hastag #Mac50) y, también el de alguien esencial en mi vida: mi amigo José Manuel González Gil, el Rey del Cristasol de la Avenida de San Luis. Un tío (sí, lo voy a decir) macanudo que cumple hoy, 6 de octubre, sus 50 castañas.

Ahí es naaaaaaaa… Si lo pienso bien, me da hasta vértigo: mi querido amigo Jose, 50 otoños.

Yo empecé a celebrarlo ayer con un Macanudo Master Series Guillaume Tesson vendido exclusivamente en Francia, creado para la marca por otro buen amigo, el periodista francés Guillaume Tesson, mi sosias gabacho, con quien comparto, entre otras cosas, espacio en Cigar Journal (y otras muchas más que vamos a hacer juntos en el futuro). 

El cigarro no sólo llenó mi dulce corazoncito del peso acre de la envidia, sino que, para más inri, me gustó mucho, así que no tengo ni siquiera la posibilidad de contener mi envidia para despellejarlo. Estaba muy rico. Empezaba picantito, balsámico en nariz y con una amargura herbal, de heno, muy elegante, ese olor húmedo e intenso de la hierba recién cortada, y madera, para evolucionar a mitad de la fumada a tonos más dulces y oscuros, cremosos, de café y cacao.

Enhorabuena, Guillaume. Gran cigarro.

En Dortmund, me colé en la fiesta de STG para celebrar el 50 aniversario de Macanudo. Me colé, sí, porque no me habían invitado. Estábamos en Cigar World, en Düsseldorf (tienda a la que dedicaré una entrada en cuanto pueda), y Guillaume me preguntó si iba a ir a la fiesta:

– Pues no me han invitado – le dije -. Pero, por supuesto que iré.

Lo de ir sin invitación a una fiesta es algo que me priva, aunque Guillaume hizo un respingo, con cara de extrañeza, como si fuera Obelix a punto de decir: «Estos hispanos están locos».

– ¿No te han invitado?

– No, ¿y te acuerdas de que en Estados Unidos le dije a Stephan que quería ir? Así que… Voy y ya está. No pasa nada.

Pero, justo en ese momento, entró Stephan Brichau, el director internacional de ventas y marketing de STG, como caído del cielo. Otro gran tipo. Y, claro, ya no me tuve que colar en la fiesta. Aquí nos podéis ver a los dos celebrando el 50 aniversario de Macanudo en Dortmund.

– Hemos hecho lo posible por NO invitarte -, me dijo de broma (o no tanto) ya en la fiesta-. Pero está claro que contigo no se puede.

– Ya te dije en Estados Unidos, Stephan, que yo iba a venir a la fiesta.

Y yo soy un cierra-bares de palabra. Tengo el codo más pulido que la suela de las sandalias de un fraile.

Era la fiesta del 50 aniversario de Macanudo, una marca de cigarros por la que yo siento devoción auténtica, pero también ofrecían un CAO que yo no había probado. Y es que CAO… Siempre me toca la patata. SI alguien de STG España lee esto, Paco, Eva, por favor, por favor, este cigarro con este nombre, parece creado para mí: CAO Consigliere.

Buenísimo. Me fumé dos. ¡Traedlo a España!

Esta noche, sin embargo, es especial y por eso tengo algo especial para fumar. Creo que es adecuado, porque, a mi manera, rindo homenaje a dos buenos amigos que cumplen cincuenta: Jose y Macanudo. Dos hermanos, que es como yo los tengo catalogados, porque tienen la virtud que adorna sólo a los mejores y que ocupa una categoría especial en mis afectos: lealtad incondicional.

Me he comprado un Macanudo Vintage 1997 que me voy a fumar a la salud de mi Jose. Y a la vuestra, claro.

Ya os contaré el lunes.