El remolino de mi cabeza contrastaba con la quietud de la estación de ferrocarril de Basilea. Tenía que tomar una decisión, una realmente importante, que cambiaría para siempre mi vida y la de los míos, y que, como es lógico, venía plena de incertidumbre.
Eran las seis de la mañana. El andén estaba desierto y en calma, nada que ver con el ajetreo diario que se le supone a una estación de tren de Centro Europa. El día aún no había despertado, la penumbra limitaba el espacio convirtiéndolo en el escenario de una película de intriga, y la bruma, el frío y ese olor medicinal que desprenden las vías férreas, convertían la atmósfera en algo irreal.
En medio de la estación, un sobrio banco metálico me ofrecía un lugar ideal para fumar el tabaco que habría de ayudarme a mitigar la ansiedad del viaje de regreso a casa, ese deseo de llegar cuanto antes que alarga las horas de espera en la estación y que, esta vez, venía reforzado por el peso de la negociación con Davidoff.
Me senté en aquel banco y saqué un tabaco. Había mucho sobre lo que reflexionar. Al fin y al cabo, estaba a punto de vender Camacho, de entregar el trabajo de toda una vida. Y sabía que era una buena oportunidad, pero nunca es fácil desprenderse de tantos años de esfuerzo, de tantas ilusiones y desvelos. De mi legado.
Prendí mi cigarro, un Camacho Diploma 11/18, que, además, está dedicado al cumpleaños de mi madre, y conseguí ese rato de sosiego y que la fotografía de aquel andén desierto de Basilea se quedara para siempre grabada en mi memoria.
CAMACHO DIPLOMA 11/18
No lo busquéis porque Christian se refiere a este de arriba, formato robusto 5×50, un cigarro elaborado 100% con tabaco hondureño, semilla corojo, del valle de Jamastrán.
Después de que Davidoff comprara la compañía, relanzó el Diploma con este formato medio doble figurado y esta imagen, con tabaco 100% Honduras, y lo lanzó al mercado americano en caja individual con un packaging espectacular.
Lo puedes ver en CIGAR JOURNAL: CAMACHO DIPLOMA 11/18
Este texto puesto en boca de Christian Eiroa es propiedad de Cigar Journal, que me autoriza a reproducirlo cortesmente, citando su procedencia (aunque lo haya escrito yo).
DETENER EL TIEMPO
Ya he recibido algunas historias en jblancourgoiti@gmail.com vuestras para la sección «Detener el tiempo». No tengáis prisa, por favor, iré publicándolas. Si quieres participar, aquí no hay premio, me mandas tu más memorable cigarro, una foto tuya y me cuentas un poco en qué circunstancia te lo fumaste para que yo lo pueda escribir y ambientar como este de Camacho Diploma 11/18 de Christian Eiroa.
Y a cascarla, que es viernes.
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Hola Javier. Tienes alma de escritor. A ver si algún día te da por escribir un libro sobre historias y peripecias de la gente del tabaco. Seguro que hay historias alucinantes.
Gracias, ángel. La verdad es que este texto me quedó muy bonito, me dio una gran satisfacción, pero gran parte del mérito es del personaje, que me lo puso a huevo. Lo del libro, bueno, quizá sí. Cuando tenga tiempo. UN abrazo