Os pido disculpas. Por dos razones. La primera, porque no estoy encontrando un momento seguido para concentrarme y publicar más entradas. Algunas que tengo pendientes y otras que me estáis pidiendo. La segunda, porque sé que entráis en esta página a leer alguna cosa interesante, que a veces me sale, sobre el tabaco y los cigarros premium y no para regalar vuestro tiempo a mis soflamas y mis desahogos. Lo sé, pero hoy tengo que romper una lanza por el estanco… El estancontigo.
Llevo más de veinte años trabajando en sector del estanco. Conozco a muuuuuchos estanqueros y algunos de ellos, no pocos, me regalan su amistad y, por supuesto, hay más de un canalla en un sector de casi 14.000 tiendas, pero os garantizo que la mayoría de ellos son buena gente. Como tú y como yo. Y estos días… Estancontigo.
Pese a quien pese, sobre todo a los que alimentan tus temores porque saben que tu miedo es su negocio, el estanco está abierto en estos días duros y no por gusto ni, desde luego, porque para ellos sea buen negocio. Es porque… Estancontigo.
Y no estoy sugiriendo que salgáis a vuestras terrazas a dedicarles unos aplausos, soy más partidario de la procesión interior y del agradecimiento calmado, sincero y poco fervoroso, pero, al menos, si pasas por la puerta de un estanco abierto, comprende que la situación actual también es dura para ellos. Más si cabe, con sus familias en casa y ellos expuestos al contagio mientras… Estancontigo
EL ESTANCO ABRE PORQUE ES UN SERVICIO PÚBLICO
Evidentemente, el motivo principal por el que el estanco está abierto no es que nosotros tengamos dónde comprar tabaco (puros, cigarrillos o lo que sea). Todos sabemos que el estanco podría cerrar hoy y los fumadores tardaríamos poco en encontrar suministro de tabaco ilegal. Por desgracia, tantos años de contumacia antitabaco, implementando políticas negligentes e ineficaces de cara al fin de declaran, han hecho un gran daño al comercio legal y legítimo de tabaco, y a su «malvada» industria, mientras han fortalecido el comercio ilegal y a su «benéfica» mafia. Esa que hoy te trae tabaco, mañana cocaína y pasado, personas.
El estanco abre sus puertas y el estanquero se expone así, a ellos mismos y a sus familias, al contagio del corona virus. Sólo las malas personas (aquellos que, supongo, lo harían sin dudar) piensan que lo hacen porque vender cigarrillos es tan buen negocio que hace que merezca la pena ponerse en peligro a ellos, a sus trabajadores y a sus seres queridos. El estanco abre porque es un servicio público… Estancontigo.
Las expendedurías de tabaco y timbre son parte del monopolio minorista del que es titular el Estado. No son un negocio libre y no tienen opción. Abren porque les obliga la Ley 13/98 de 4 de mayo de Ordenación del Mercado de Tabacos y porque el organismo autónomo Comisionado para el Mercado de Tabacos, que depende del Ministerio de Hacienda, puede ponerles una multa de hasta 25.000 euros si se les ocurre modificar su horario para abrir menos de ocho horas de lunes a viernes y cuatro los sábados… Estancontigo.
GRACIAS AMIGOS
Como comprenderéis, un negocio que vive, sobre todo, del flujo constante de personas en su establecimiento, en estos días de confinamiento no es precisamente el cuerno de la abundancia. Y, quizá, pensaréis que, al menos, ellos están abiertos y pueden seguir vendiendo. Cierto, tienen que abrir sus puertas, pagar a sus empleados, asumir todos los gastos, incluidos los costes extras de aplicar las medidas de prevención del contagio: barreras, plásticos, geles antisépticos, guantes, mascarillas…
No sé cuántos de ellos, os lo aseguro, se han puesto a hacer cuentas. No creo que las ventas de estos días de contingencia les estén compensando el riesgo de mantener su local abierto. Más bien me parece que la mayoría abren a a pérdida, pérdida de tiempo y de dinero. Pensad solamente en que rechazar el pago en metálico, como medida de prevención del contagio, y aceptar sólo tarjetas, sin que ningún banco les haya bajado la comisión o se la perdone, en una transacción de poco dinero…
Y si el de los cigarros premium, por norma general, es ya mal negocio, que muchos están metidos en este mundo por pasión, imaginaos en estos días en los que toda actividad social, que es donde va el grueso del consumo, se ha reducido a la mínima expresión.
Pues todavía, de cuando en cuando, se asoma un becerro al estanco e insulta al personal por permanecer abiertos.
No sé de cuánto sirve esta charleta… La verdad… A mí, al menos, me desahoga de estos días que les he estado llamando, a algunos, para saber cómo van. Pero yo, desde la seguridad de mi casa, aparentemente a salvo y con mi familia conmigo (núcleo básico), os lo agradezco de corazón.
Gracias amigos. Contad conmigo. Yo siempre seré estanquero (colateral).
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¡Sí señor, Javier! Casi siempre suscribo tus palabras hoy, aún más. Un abrazo a José Carlos, Cuqui, Eugenio, Gonzalo, Tomás y al resto. ¡¡¡Mucho ánimo!!!
Gracias Pedro! UN abrazo
Gracias?
De nada?