Los fumadores llevamos en el ADN que las grandes ocasiones merecen un cigarro especial. Todos tenemos al menos un tabaco, uno especial, guardado celosamente en el humidor para una gran celebración. En mi caso fue al contrario… Aunque no del todo.
Fue en julio de hace dos años. Entonces yo no era fumador de a diario. De vez en cuando, me gustaba fumarme un buen tabaco, pero no tenía, digamos, la costumbre como ahora.
Un día, un buen amigo me invitó a la inauguración de su nuevo restaurante en Zaragoza, La Torre Plaza. De ser fumador habitual, habría sido, sin duda, una ocasión que ni pintada para celebrarlo con un buen cigarro. Pero, como he dicho, no era fumador habitual y no llevaba tabaco encima.
Aquel mes de julio fue uno de los más calurosos que yo recuerdo en mi ciudad, así que, cuando acabó la inauguración, como el calor fuerte había empezado a remitir, algunos nos sentamos con este amigo en la terraza a tomar una copa. Éramos un grupo variopinto de amigos.
COMO ERA COSTUMBRE
Yo me había pedido un cuba libre, bien fresco, con mucho hielo y bien de lima, que con el calor que habíamos pasado, era lo que me pedía el cuerpo. Estábamos allí sentados, empezando a disfrutar de la tarde noche, cuando uno de mis mejores amigos y compañeros de fumada en la actualidad, nos dijo que le acababan de comunicar que iba a ser padre y sacó una caja de puros para unirnos a él en la celebración de este feliz acontecimiento.
Era una costumbre muy habitual antes. Ahora ya no se hace tanto, pero a mí me gustó mucho el detalle: compartir ese cigarro con nosotros, era como hacernos partícipes de su alegría.
Era un Gurkha Cellar Reserve 18 años.
Me pareció un gran puro, ya no sólo por el cigarro en sí, por la ocasión, la buena noticia, la generosidad del futuro padre, el frescor del cubata, la tregua de calor sofocante… Es un todo que está, para siempre, incluido dentro del sabor de ese Gurkha.
Es posible que ese día, yo tomara la decisión de hacerme fumador asiduo gracias a ese gran tabaco.
JOSÉ PARRAS – ZARAGOZA
DETENER EL TIEMPO
Si quieres compartir conmigo tu cigarro especial, ese que se te ha quedado grabado en la memoria de forma indeleble, escríbeme a jblancourgoiti@gmail.com y me lo cuentas.
Tardo un poco, pero lo acabo sacando.
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