Sexto aniversario: releerse - Burkina the revist

Sexto aniversario: releerse

En enero de 2016, publiqué en Burkina The Revist siete entradas. El estilo de escritura era mucho más contundente, un punto menos respetuoso. Ahora, que estoy releyendo, pienso que también un poco más gilipollas. Releerse es uno de los peores fallos que puede cometer un escritor (o periodista), al menos, uno que no esté muy pagado de sí mismo. Los genios se leen con deleite y, después, se citan: «Como decía yo en…«. Los que son más autocríticos piensan: «¿Cómo pude yo decir eso así?» y se corrigen. Y corregir sobre lo ya corregido desencadena un bucle descendente muy feo. En esta bajada a los infiernos que es el sexto aniversario de Burkina The Revist tengo que mirar atrás.

Eurídice, date por jodida.

Pero antes de volver a colgar la entrada, sin corregir, siento que debo explicarme. Burkina, el 20 de enero de 2016, era un cañón desierto y yo un tonto atendiendo al sonido de mi propio eco. Aquí no había nadie, salvo mi madre, mi tía Carmen y dos o tres fieles amigos, armados con su paciencia y su cariño. En 2021 fueron casi 40.000 personas las que, a diario o con menos frecuencia (y, probablemente, muchas por error) han entrado, al menos, una vez en Burkina The Revist.

Y muchos os habéis quedado… ¡Muchas gracias!

Aquí está la entrada de ese día. Tal cual.

CEPORRONES

Hoy, seis años después, por convencimiento propio, trato de ser mucho más respetuoso. Con el tabaco, desde luego, y con todos los maestros y artesanos que curran mucho para que nos llegue un buen producto. No merecen menos. Pero intento serlo, sobre todo, con los fumadores y con su libertad para disfrutar de un cigarro como mejor les parezca. ¡Nada es pecado! ¡Todo está aceptado! Incluso los calibres insensatos. En su día los llamaba «ceporrones», ahora «troncho gordo», pero mi firme defensa, desde los inicios de Burkina, de los calibres finos no quiere decir que no me parezca estupendo y maravilloso que tú prefieras el ceporrón.

¡Las bestias! ¡Los tapabocas!

Olé tú que sabes lo que te gusta. Espero que no te ofenda la entrada «Ceporrones». Era joven y apasionado.

Para los que sois nuevos, que alguno hay: la medida del cepo del cigarro representa una fracción de sesenta y cuatro partes de una pulgada, que son, más o menos, 2’5 centímetros. Cuando hablamos de calibre 64 es justo eso, 64/64 pulgadas, es decir, 1 pulgada, 2’5 centímetros de circunferencia, de perímetro (no de diámetro).

Casi todos lo sabéis, entiendo, pero siempre entra alguien nuevo y no lo sabe. Así, una vitola de galera sensata, como la corona gorda cubana (143 mm x 46) son 143 milímetros de largo por 46/64 de pulgada de anillo. Así se miden los tabacos y con una asombrosa exactitud, además, aunque si vas a ir corriendo a por una coger una caja de H.Upmann Magnum 46 para medirlos todos, y pesarlos, y comprobar que lo que digo es cierto, te darás cuenta seguramente de que todos y cada uno de ellos son distintos: ¡se fabrican a mano! No son tornillos ni instrumentos de precisión.

BURKINA THE REVIST – SEXTO ANIVERSARIO – CEPORRONES

En Burkina, «el muerto se paga». Es una expresión cubana, al parecer. Me la enseñó Jesús Bernad, que ha vivido allí tiempo. Ustedes, que saben más de Cuba que yo, sabrán si es cierto o no. A mí tres cojones me importa: si no es cierto, viene a cuento.

En Burkina lo que se dice se sostiene con razones.

No hay mucho que discutir en el mundo de los gustos porque, según parece, sobre «gustos no hay nada escrito». Está el mal gusto manifiesto y el buen gusto, que es algo que todavía una élite selecta puede distinguir aunque, con la debida pátina de tiempo, el acuerdo puede llegar a ser universal. Esto me hace ser optimista. En el mal gusto manifiesto tenemos el éxito explicable de la saga cinematográfica «Torrente». En el otro lado, el acuerdo universal sobre la genialidad de Gila.

Sobre el gusto hay mucho más escrito de lo que la gente se cree.

Decía Bill Hicks en uno de sus monólogos (están todos en Youtube con subtítulos): «Vivimos en un mundo en el que John Lennon fue asesinado, mientras Barry Manilow continúa sacando discos. ¡Maldita sea! Si vas a matar a alguien, ten un poco de buen gusto: yo te llevo a casa de Kenny Rogers«.

Nado contracorriente, lo sé, pero ya no admito nada en mi boca que supere el cepo 48 (a no ser que lo exija el guión). Trato de huir de los absolutos como terapia, pero en esta contínua renovación de mis valores he decidido desterrar la «desidia del fumador«. ¡El tabaco exige tu atención! Cuando leo en una cata que el tiro del cigarro es perfecto siempre me pregunto a qué se refiere el catador, ¿a que se fuma solo? Eso es lo que parece que buscan los nuevos fumadores: cigarros que se fuman solos, cigarros fáciles, cigarros que te ahúman la boca antes, incluso, de llegar a besarlos.

Pero la esencia del buen tabaco está en los calibres finos; la maestría del torcedor, su habilidad a la hora de disponer las hojas en el cañón y de equilibrar la liga, está en los calibres finos; la calidad está en los calibres finos; la elegancia al fumar está en los calibres finos y la comodidad en la boca, sin duda, está en los calibres finos.

Ya sabemos que fumar un lancero requiere de más esfuerzo que fumarse un tabaco de cepo 60, pero es que merece la pena. ¡MERECE LA PENA! Cito a Álvaro Muñoz Robledano quien, tras fumarse un Rey del Mundo Grandes de España (192 mm x 38), parafrasea a Jean Cocteau: «Lo fumé porque no sabía que era imposible«.

2 comentarios de “Sexto aniversario: releerse

  1. dmos dice:

    Me gusta que revisites tus antiguas entradas… Porque en esta pones que ya no admites nada superior a un cepo 48, cuando hay dos «The Lot» que lo superan y uno ampliamente… y varios cigarros del mes, también son de calibre superior, a lo mejor, no te quedaba otra, porque el mercado manda y es adaptarse o no fumar. A mi sin embargo me suelen gustar los cepos gruesos, fumo poco, entonces cuando encuentro un hueco, cuanto mas dure, mejor… pero esto es cuestión de gustos… hay gente que le gusta el reggaeton 😀

    • JAVIER BLANCO URGOITI dice:

      Jajjajajaja… En el lot de La Flor Dominicana hay un amplio razonamiento de por qué lo elegí y se refiere, precisamente, al calibre grueso. De todas formas, Fernando Savater me dijo una vez que a él, en una conferencia, una señora le recriminó que, años atrás, en otra charla, había defendido justo lo contrario. Fernando le contestó: «Eso es, seguramente, porque he cambiado de opinión ¿o usted piensa lo mismo ahora que cuando tenía veinte años?». Esta entrada refleja eso, un cambio de opinión, pero, sobre todo en un sentido: ser más respetuoso con los gustos de los demás. Un abrazo

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