Treinta años - Burkina the revist

Treinta años

¡Treinta años! Ahora vais a ver de qué va la historia. Empieza porque el sábado estuve ejerciendo de orgulloso brand ambassador de Davidoff en Cava Somosaguas, con el maestro Jesús Fernández Montes. Un Gran Maestro, en realidad. Me hace gracia cómo me presenta a sus clientes, la buena venta que me hace: «¡Hoy tenemos al gran gurú…!«, dice siempre con un punto de grandilocuencia; «Javier es el máximo experto…»; «¡Burkina es el recopete con más de diez millones de seguidores!«… Gracias, Jesús. Después, cuando me quedo a solas con el cliente en la cava, le digo: «No le hagas mucho caso que Jesús me quiere mucho. Soy el azafato de Davidoff«. Y Jesús me da cien vueltas de aquí a Lima en vespa.

Y es verdad que me aprecia mucho y yo lo sé, se lo noto y se lo agradezco, porque yo a él le tengo el máximo respeto: Jesús trabajó con mi padre, Luis Blanco Vila, en Tabacalera hace treinta años… ¡O cuarenta años! Es, como digo, un gran maestro y sabe latín (entre otras cosas porque mi padre y él coincidieron en Tabacalera en tiempos de Marco Aurelio).

Era el año MMDCCXXXIV Ab Urbe Condita. Ha llovido.

Me encanta atender yo al cliente de la cava. Y no se me debe de dar del todo mal. ¡Jesús me llama todos los meses! Supongo que, en parte, porque en días de mucho movimiento, echo una mano y le alivio un poco de trabajo. Despachar cigarrillos es rápido, casi automático. Vender tabacos es más laborioso. El cliente de cava habitualmente demanda información… Aunque hay un poco de todo y para todo. Raro es el día que no me sorprende alguien o que no aprendo alguna cosa que no sabía. Y tampoco es inusual que aparezca alguno no tan cortés, de esos que se ponen un poco a la defensiva y utilizan un tono un poco resabiado contigo…

HACE TREINTA AÑOS

Al fin y al cabo, yo estoy allí puesto para contar todas las muchas bondades de Davidoff, cosa que hago con gusto y siempre que me lo permiten. Pero, sin duda, mi deber primordial es ayudar a Jesús. Esto lo tengo claro. Lógicamente, aunque el cliente no quiera saber nada de nada de Davidoff… Que los hay, y algunos con sus muy personales razones.. yo les atiendo igual. En la medida de mis posibilidades, les echo una mano, compren lo que compren. ¡No voy a llamar a Jesús para que venga él a atender! Eso no tendría sentido para mí. Además, a mí me gusta hablar de tabaco… De tabaco, en general, así que no hay problema: lo que usted quiera llevarse, yo le echo un cable (si puedo). El objetivo es nítido: que el cliente se vaya contento y se sienta bien atendido. Lo demás es secundario.

Además, compre o no, siempre se lleva alguna información sobre Davidoff. Eso seguro.

Y los que más me gustan de todos, de verdad os lo digo, son los que ya vienen toreados. Me han dicho cada cosa:

¿Davidoff? – me espetó en una ocasión un señor-. ¡Yo odio el tabaco hondureño!

No voy a decir que me dejó sin palabras porque uno de mis peores defectos es disponer siempre de una respuesta para todo: «¡De acuerdo! No le diré nada de Camacho«.

Generalmente son señores mayores que llevan muchos años fumando tabacos y muchos de ellos dejaron de comprar Davidoff hace treinta años. En tiempos de Marco Aurelio. En 1991… MMDCCXLIV a.u.c. Pero lo que sucedió ese año no siempre se ajusta a la realidad. En 1991, se lanzó el nuevo Davidoff hecho totalmente a mano en República Dominicana. Fue el comienzo de una nueva era para la marca suiza.

DAVIDOFF SE FUE DE CUBA EN 1989

Davidoff se fue de Cuba en 1989. Lo que de verdad sucedió es lo que me dispongo a contaros ahora. El hecho, la decisión y su proceso, pero no la causa porque Zino Davidoff nunca lo contó. Era un caballero. Al menos en público, jamás tuvo una mala palabra para habanos ni para Cuba. «Diferentes puntos de vista«, dijo. Y eso hay que respetarlo. Las únicas manifestaciones públicas de Zino sobre la marcha de Davidoff a República Domincana, que yo sepa, son:

«No tengo nada malo que decir de Cuba. Ellos tienen sus cigarros. Yo tengo el mío«. y «Tuve un buen matrimonio con Cuba. Ha durado muchos años.  Pero ahora ha llegado el momento de cambiar. He encontrado una mujer más joven y delgada y me he casado por segunda vez”.

Hay que tener en cuenta otra cosa: Zino Davidoff no tomaba las decisiones. El dueño de la empresa, desde 1970, era Ernst Schneider, del Grupo Oettinger, la familia que aún hoy es la propietaria de Davidoff.

Aunque yo apuesto a que Zino Davidoff estaba de acuerdo con el Dr. Schneider. Una decisión así no puede ser resultado de una pataleta, ni de un enfado. Hay que sopesarla, considerarla bien, y estoy convencido de que el Dr. Schneider nunca la habría tomado en contra del criterio de Zino.

La decisión se tomó en 1988. Davidoff, la marca de la anilla blanca, llevaba veinte años fabricándose en el Laguito.

CUANDO SCHNEIDER CONOCIÓ A HENKE

En octubre de 1988, Ernst Schneider viajó por primera vez a República Dominicana para conocer a Hendrik Kelner. Kelner y Eladio Díaz habían fundado TabaDom, en la Cuesta del Caimito, Santiago de los Caballeros. Su primer cliente había sido un pianista de origen armenio que estaba enamorado del tabaco y que quería lanzar su propia marca privada: Avo Uvezian.

Un gran hombre Don Avo. Yo tuve el honor de conocerlo. Era pianista, compositor, artista y, por supuesto, no dejaba escapar la oportunidad de contarle a los asistentes que él había compuesto «Strangers in the night»… Ni de interpretarla al piano. Avo Uvezian murió en marzo de 2017, a los 91 años recién cumplidos.

Pero quien llevó a Schneider a Dominicana a conocer a Henke no fue Avo, sino otro suizo: Bernard H. Grobet. Este señor de Movember perpetuo, con ese envidiable bigote tan frondoso que aparece aquí con Zino Davidoff.

Grobet era el propietario de un club que estaba muy de moda en Ginebra en aquellos años y que en cuanto diga el nombre vais a decir, ¡anda, coño! El Club Griffins. Que, al parecer, sigue abierto:

GRIFFIN’S CLUB GENEVA

Yo soy muy torpe para estas cosas, pero me parece distinguir a Julio Iglesias… ?

Efectivamente, es Julio… ¡WEAH!

Isabelle Adjani, Charles Aznavour, Nana Mouskuri bailando con uno de los Mario Bros… Os voy a poner la foto… El que va vestido de Bud Spencer pintando en casa. Hay mucha peña. El que cantaba Je t’aime… moi non plus con Jane Birkin aparece en el suelo en plan qué pedal llevo, amigos, para qué me invitáis si ya sabéis cómo me pongo… Serge Gainsbourg. Un fichaje. Parece que esté diciendo: «Déjame aquí, Jane, cariño, que estoy guay… ¿Tienes fuego?«.

Hay un montón de fotos más aquí:

BERNARD H. GROBET

Grobet ya fabricaba entonces su propia marca de tabacos, con Henke y Eladio en Tabadom: Griffins. Aún existe y se llegó a vender en España hasta hace no mucho. Todavía si entras en algún estanco despistado por ahí, puede que te encuentres alguno. Hace unos días, Pedro Merino me mandó una foto de un Griffins que no sé si se llegó a fumar.

Davidoff compró la marca The Griffins en 1992.

EL MEJOR CIGARRO

Fue Grobet quien presentó a Kelner y a Schneider y, enseguida, hubo buen rollo. Entre 1988 y 1989, las visitas a Santiago de los Caballeros de Zino y Schneider fueron frecuentes: estaban haciendo pruebas para una nueva era en Davidoff. Eladio Díaz me contó en su día que cuando Zino fumó por primera vez una de las ligadas de Tabadom, dijo: «Es el mejor cigarro que he fumado en mi vida«.

En el verano de 1989, el Dr. Scheider hizo el primer pedido oficial. El 13 de noviembre de 1990, festividad de San Diego de Alcalá, se presentó el nuevo Davidoff hecho a mano en República Dominicana en Nueva York. El lanzamiento oficial fue en marzo de 1991, hace treinta años. El primer año, Davidoff vendió más de un millón de tabacos. En 1992, multiplicó por tres sus ventas. Hay que tener en cuenta que, en esos años, aún quedaban en los mercados muchos Davidoff cubanos.

La anilla blanca de Davidoff se mantuvo, pero desde 1990 en el lateral pone: «GENÈVE» (Ginebra) y no HABANA – CUBA.

Aquí comienza, hace treinta años ya, una nueva era para los cigarros de Davidoff que nunca fueron dominicanos, ni cubanos ni nicaragüenses. Siempre fueron suizos con raíces ucranianas… O rusas.

LANZAMIENTO EN NUEVA YORK

Como he dicho, el día de San Diego de Alcalá de 1990, tenía yo 18 años, Davidoff celebró el evento de lanzamiento mundial de la nueva línea de sus tabacos elaborados a mano en la República Dominicana. Aquí dispongo de unas fotos del evento. Ese señor con poco pelo que aparece en las dos primeras fotos con Zino es Raymond Scheurer, el segundo de Zino, por decirlo de alguna forma, y que aún vive (y muchos años, espero). Estuve con él en Basilea en enero de 2020. Historia viva del tabaco.

Se celebró en el Metlife Building de Park Avenue, con estanqueros americanos, ZIno, por supuesto, el Dr. Scheider, Raymond Scheurer, Henke Kelner… Y un montón de invitados, entre ellos, algunos periodistas. Si se trata de cenar y fumar gratis, siempre hay algún periodista. Somos una peste. ¿Por qué digo esto? Porque los periodistas siempre hacemos la misma pregunta. ¡Siempre! Y uno de ellos, un tal Paul Garmirian, le pidió a Zino que describiera los nuevos Davidoff dominicanos, en comparación con los cubanos.

Y esto es importante. Es algo que siempre se dice en Burkina The Revist y me alegro de descubrir ahora que, en esto, también coincido con Zino, porque honestamente pienso que él fue el hombre más determinante y decisivo de la historia del tabaco y darme cuenta de que pienso igual que él, en esto, de alguna manera me reconforta, me hace pensar que voy por el buen camino: ¡no hay necesidad de comparar! Ni el Davidoff cubano con el dominicano ni con ningún otro cigarro. Hay que valorar el tabaco por lo que da, y nada más.

Zino Davidoff respondió: «Monsieur. One has nothing to do with the other. This is a new line of cigars that we have established. These cigars have their own personality. They are light and have a great aroma. They are excellently made high quality cigars which do not fight you when you smoke them«. (Entrevista con Zino Davidoff por Paul Garmirian, The Sky Club, New York, November 13, 1990).

Traduzco, para los de Cuerva: «Señor. Uno no tiene nada que ver con el otro. Hemos creado una nueva línea de tabacos. Son cigarros que tienen su propia personalidad. Son suaves y despliegan un gran aroma. Tabacos de una alta calidad, elaborados de una manera excelente, que no pelean contigo cuando los fumas».

¿Y DAVIDOFF DOM PERIGNON?

En aquel evento, se presentaron los formatos que Davidoff fabricaba en Cuba, pero llevados a la República Domincana. Davidoff nº1, nº2 y Ambassadrice. Este nº1 de abajo es el cubano. La vitola de galera del dominicano era la misma: LANCERO (192 mm x 38). Mucho me temo que, de momento, está descontinuado. ¿Quién sabe? Ahora vuelven los lanceros, quizá regrese el nº1. Es un deseo, más que nada. No estoy insinuando nada, porque no lo sé.

Davidoff Nº2, que se vende ahora mismo en España. Línea Signature. Es una panetela (152 mmx 38). Era el tabaco personal de Zino y es normal que la marca lo mantenga. Es una delicia, una Meca del tabaco. Es uno de esos cigarros que todo fumador de puros debería probar al menos una vez.

El Ambassadrice se ha vendido en España hasta hace poco. Ahora no está, pero sigue fabricándose. Formato Señorita (114 mm x 26). Este tabaco hay que juzgarlo con perspectiva histórica, por favor. Tened en cuenta que se creó en 1968. Hace más de cincuenta años. En tiempos no de Marco Aurelio, sino de Antonino Pio.

Junto a estos tres clásicos, toda la serie Gran Cru y el Aniversario nº1… Que aún anda por ahí y que es el mismo formato que el Davidoff 80 Aniversario lanzado en 1986 (Gran Corona, 235 mm x 47, como el Montecristo A):

¿Y Davidoff Dom Perignon? También, también. Se rebautizó como Aniversario nº2 (Julieta nº2, 178 mm x 47):

DAVIDOFF GRAN CRU

La tercera serie presentada en NY el día de San Diego de 1991 fue Davidoff Gran Cru, números del 1 al 5. Son la continuación de la famosa serie Château de Davidoff, creada en 1946 por Fernando Palicios, propietario entonces de Hoyo de Monterrey, fabricados en exclusiva para la tienda Davidoff de Ginebra. Eran Hoyo de Monterrey, sin anilla, en caja de cedro con tapa corredera y después se siguieron fabricando, como Davidoff, en Cuba. En 1982 se les puso la anilla.

Los originales eran Château Haut-Brion, que era una perla (102 mm x 40). Estaba el Château Lafite, franciscano (116 mm x 40). Una corona, el Château Latour (142 mm x 42). Una mareva preciosa que yo fumé hace poco con David Blasco, cortesía de Salvatore Parisi, el Château Margaux (mareva, 129 mm x 42) y, por último, Château Yquem, que se dejó de fabricar en 1982 y se sustituyó por el Château Mouton Rothschild (corona grande, 155 mm x 42).

Tal cual los veis (aquí no aparece el Château Yquem porque no llegó a tener anilla), de arriba a abajo: Mouton Rothschild, Margaux, Latour, Lafite y Haut-Brion,. Estos cigarros se relanzaron en 1991 como Gran Cru números 1, 2, 3, 4 y 5.

En España aún se vende el Gran Cru nº5, que sería el heredero del Haut-Brion. El formato ha cambiado un poco. Ahora es un 100 mm x 41.

También están el toro y el robusto, por supuesto, pero estos son creaciones posteriores ya en formatos modernos que en 1982 no existían.

Y ésta es la historia de lo que pasó hace treinta años. La de verdad. No la que me contó ese señor en el estanco de Jesús y que da origen a esta entrada. Si lo lees bien, te darás cuenta de que te lo he contado todo. Y si tienes interés por el origen de las grandes marcas, no hace tanto que publiqué un resumen del nacimiento de Cohiba:

Y LO LLAMARON COHIBA

Ite misa. Que es lunes.

16 comentarios de “Treinta años

  1. Dmos dice:

    Que buenísimo artículo… Lo que has tenido que escuchar en una cava y las respuestas que te han debido dar seguro que son para escribir un libro. Para mi Davidoff es símbolo de elegancia, lastima ser pobre :D.

    • JAVIER BLANCO URGOITI dice:

      Muchas gracias! El 99% de la gente a la que he atendido es fantástica, pero de vez en cuando aparece algún tonto a las tres que te dan ganas de darle de collejas. Algunos luego vienen por Burkina The Revist a comentar los tabacos que le he vendido y todo. Me lo paso muy bien haciéndolo. Davidoff es la elegancia discreta, en mi opinión, la única manera de ser elegante. De pobre a pobre, te lo digo. Un abrazo

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