Un tabaco modesto y rico - Burkina the revist

Un tabaco modesto y rico

¡A ver si acabo! Esta entrada la empecé a escribir ayer, que era un día que prometía ser productivo, en casa, sin compromisos ni salidas, pero me pasé todo el día planchando la oreja con el teléfono y no hubo manera… Lo urgente nunca deja sitio a lo importante. Es lo que hay. Pretendía, y ya lo he borrado un par de veces, compartir con vosotros lo que, en mi opinión, es «un tabaco modesto y rico». No es una cuestión de precio, aunque es verdad que, en general, estos tabacos «modestos y ricos» son baratitos.

El tema se me ocurrió el martes en la Sociedad Gastronómica Complutense… Ya bautiza en Burkina como Casa Falstaff… Un oasis de felicidad y libertad que es un faro en la noche, localizado, como indica su nombre, en la ilustre ciudad de Alcalá de Henares. Un templo dionisíaco al que sólo se llega siguiendo a Aldebarán (Google maps) y por eso yo, como siempre, me perdí por el camino.

Para allá que me fui sin dudarlo mucho en cuanto me llamó César Pérez, porque cada vez que voy me ofrecen lo mejor que se me puede dar: un ratico para ser feliz. Son personas de derecho, educadas y oceánicas, gente alegre y bebedora de vino, se come con la idea de no pasar hambre a la noche (a lo Falstaff), y sobre todo se fuma buen tabaco, muy a gusto y, como he dicho, en libertad. Casa Falstaff ofrece eso: el sabor de la libertad.

A los sacrificios humanos no me pude quedar porque tenía una cita a las 18,00 horas con Matías Cordero. Aprovecho para recordaros que Burkina The Ñus – El Podcast ha arrancado ya en su segunda temporada y que lo podéis escuchar aquí.

BURKINA THE ÑUS – EL PODCAST

El lunes, 4 de octubre, lanzaré el Episodio 27.

SOCIEDAD GASTRONÓMICA COMPLUTENSE

Yo soy muy de bares. Pero mucho. Lo he sido y lo seguiré siendo. Tengo mucho kilómetro de barra en el cuerpo y una de mis circunstancias más dichosas en la vida es aquella en que me veo rodeado de amigos, con un botellín de Mahou y un pincho de oreja prensada. Digo esto porque las relaciones, por largas y felices que hayan sido, pueden acabarse en cualquier momento. Yo soy de bares, pero si los bares no me van a ofrecer un ocio a mi gusto, lo voy a sentir mucho….

Y estoy cansado de fumar en la calle. Yo fumo para disfrutar.

Todavía en primavera… En el inicio del otoño, si no se pone muy tonto el tiempo… Uno podía encontrar algún refugio en la terraza, pero esto tiene toda la pinta de que se ha acabado. Todos sospechábamos que cuando volviera la normalidad, la normalidad normal, la de toda la vida, no iba a ser tan normal ni tan completa. Insisto en que fumar en las terrazas ya no está prohibido, que fueron medidas extraordinarias aprobadas y en vigor durante el estado de alarma, pero todos sabemos cómo funciona esto: ningún político va a salir a los medios rápidamente a decir que ya se puede fumar como hacen, perdiendo el culo, cuando lo prohíben y la mayor parte de la hostelería ni se ha enterado ni se va poner a discutir contigo del asunto.

Ni yo voy a discutir con ellos.

La buena gente de Casa Falstaff se ha buscado su solución. Y yo, desde aquí, te animo a que busques tú la tuya: una sociedad gastronómica privada, cerrada, sólo para socios, en cuyo interior se come, se fuma, se bebe, se vive y se puede ser feliz. Incluso los hay que intentan jugar al mus (aunque no saben ni cogerlas). ¡No hace falta ni legalizarla si no quieres! ¡Ni registrarla! ¡Nada! Se pone pasta, unas normas básicas de convivencia y funcionamiento interno, se alquila un local y a disfrutar.

La única clave, lo único en lo que debes ser escrupuloso, es que el local no puede estar abierto al público. Acceso restringido a sus socios e invitados. Y a funcionar.

Y si la hostelería ve una amenaza en este movimiento, que me consta que se está produciendo en otras partes de España, pues ya sabe lo que tiene que hacer: ofrecer un ocio al gusto de los que somos, en realidad, sus mejores clientes, los fumadores de tabaco premium.

Toda amenaza constituye una oportunidad.

UN TABACO MODESTO Y RICO

Perdonad la larga introducción, pero es de rigor ser agradecido con la buena gente de Casa Falstaff y la fórmula que ellos han escogido no sólo es ganadora, siempre que sean capaces de mantener ese tsunami de buen rollo que gastan (que espero que sí), además es una buena solución para los que queremos disfrutar la vida a nuestra manera.

Y en este punto lo voy a dejar. En lo que, para muchos, entre los que me incluyo, es un epítome de la felicidad: alargar la charla en la sobremesa con un ron y un café y fumando un tabaco sin necesidad de mover el culo más que para acomodarlo en la silla y con la seguridad de que no estás molestando a nadie a tu alrededor.

En este caso, un tabaco dominicano sin marca. De ligada no declarada, aunque la capa, que era bastante grasa, colorada oscura, casi madura, tenía toda la pinta de ser de semilla habano sembrada en Ecuador. Era un buen troncho, probablemente un 6×54 (152 mm x 54) y es totalmente legal, porque no se comercializa en España. Los tabacos se los estuvo torciendo en la cara interior del muslo derecho Juanma, uno de los socios, y los trajo anillados y con la caja habilitada para la sociedad.

Esto es legal, quiero decir, siempre que te traigas de Dominicana la cantidad autorizada para consumo propio en aduanas, que ahora no recuerdo si son 50 tabacos. Quizá sean 25. No lo sé porque yo nunca lo he respetado, aunque siempre que me he traído tabacos de allá han sido para consumo propio.

En cualquier caso, era algo excepcional porque siempre que me han invitado a comer con ellos, se ha fumado tabaco comprado en el estanco, pero es un pequeño lujo, una gracia. El tabaco estaba rico, mucha madera, dulces tostados, una pimienta viva al principio… Pero demasiado lineal. Toda la fumada se mantenía en sabores y fortaleza, hasta el punto de que, en este formato 6×54, llega un momento en que esperas un poco más del tabaco.

SIN PRETENSIONES

Por eso, cuando Juanma me preguntó que me había parecido, le contesté que «modesto y rico». Tenía muy buen sabor, el dulce no era empalagoso ni el amargo, hiriente; la construcción era excelsa, bien lleno de tabaco, tiraba bien y la combustión era regular, pero le faltó un punto de emoción. Por eso quiero desligar el adjetivo modesto del precio y asociarlo a «un tabaco sin pretensiones».

Me han regalado uno en formato corona (140 mm x 42) que promete estar mucho mejor. Ya os lo contaré.

En este mismo perfil, hay una larga oferta de tabacos en España. Son cigarros sin pretensiones. No son los tabacos de las grandes ocasiones, ni siquiera de los que te hacen grande la ocasión, pero que en una circunstancia feliz, como la que se dio en Casa Falstaff el martes, te ofrecen un rato entretenido y gustoso. Sin más. Generalmente, además, a muy buen precio. Voy a haceros una selección de este tipo de tabacos y os la traeré próximamente. Lo prometo.

Como siempre, fue un placer compartir tabaco con vosotros. Y voy a decir una cosa más, porque si no lo digo, reviento: «Los cocineros flacos son menos de fiar».

Aquí os dejo el mensaje: las sociedades gastronómicas son una buena opción.

7 comentarios de “Un tabaco modesto y rico

  1. Juanjo Ayllón dice:

    Javier, me toca como Presidente de este selecto grupo darte las gracias por tus siempre excelentes palabras hacia nosotros. Siempre es un honor tenerte sentado a nuestra mesa, y además, en mi caso, que soy bastante «dummy» en esto del buen fumar, siempre ilustras las fumadas que da gusto escucharte.

    Un fuerte abrazo de un humilde servidor y ya sabe usted que esta es su casa.

  2. Javier dice:

    Totalmente de acuerdo Javier, y es que se van a cargar la hostelería, un tesoro en este país, y sobre esto no quiero decir más. Respecto a la entrada, como todas las demás, da gusto leerte, pero de verdad. Me he puesto las pilas porque tenía unas cuantas sin leer y es un placer. Sigue así que tienes mucho arte… de verdad. Saludos.

    • JAVIER BLANCO URGOITI dice:

      Muchas gracias, Javier. Hay que apoyar a los bares, que son parte de nuestra esencia, pero ellos también se tienen que dar cuenta de que nosotros, que somos buenos clientes, necesitamos nuestro espacio. Hay que ponerse en marcha, hacer algo y hacerlo ya y la pelota está en su tejado. Al cliente cuesta mucho ganárselo, pero se pierde muy rápidamente. Gracias por tus ánimos. Un abrazo

  3. Fran Sánchez dice:

    Después de leer detenidamente este articulo, agradecer tus palabras y siendo un cocinero con amplia cintura, quiero que sepas que para mi la gente maravillosa es aquella que me hace sentir maravillosa y así nos haces sentir cada vez que nos visitas, con permiso de nuestro presidente, siempre serás bienvenido a esta tu casa

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