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Vuelta al básico: el encendido

Espero no aburriros demasiado hoy, pero, de vez en cuando, me veo en la obligación de olvidar que muchos ya sois unos fumadores con pelambre en la sobaquera y regresar al básico para los que se inician o los que lo están empezando a valorar. Así que una vuelta al básico con el encendido.

¿Cómo se enciende un puro?

No existe una manera canónica de encender un cigarro y, por tanto, nada de lo que me dispongo a decir es obligatorio. ¡Ni siquiera es obligatorio encenderlo! De todo, eso es lo menos obligatorio: siempre se puede no fumar, si no se dan las circunstancias, y quedarse tan a gusto; e, incluso, como hacía aquel señor que tantas veces he contado, cliente de Jesús Llano, de la Cava Cardenal Cisneros de Madrid, se puede uno comer el puro.

Eso hacía el hombre. Todos los días. Ñaca, ñaca. Un Cohiba Robusto con patatas. ¿Está mal hecho? Pues, bueno, parece un pequeño desperdicio. El tabaco, al fin y al cabo, está pensado para fumar, pero si tú le encuentras otros usos que para ti son más satisfactorios y con ello no le haces la puñeta a nadie… No, no está mal hecho.

No os digo lo que se puede hacer con el tubo del Cohiba Robusto y unas pilas porque ya lo descubriréis solos cuando seáis mayores. A mí me lo han contado.

LO QUE YO HAGO

Del rito del encendido se puede hacer un espectáculo grandioso, como bien se ve en el Concurso de Habano Sommelier del Festival del Habano. En él, cinco profesionales de sala de restaurante, seleccionados de países de todo el mundo, muestran su profesionalidad, entre otras tareas, para recomendar, cortar y encender un tabaco delante de un jurado.

EN 2002 ESTUVE YO ALLÍ, EN LA HABANA, VIÉNDOLO

Un concurso internacional de enorme prestigio que, por cierto, ganó en 2006 la fantástica Manuela Romeralo, hoy directora de los restaurantes de Quique Dacosta.

Si conoces bien la técnica, para montar el «chou» con los colegas es súper cool y te proporciona una buena cantidad de flow. Si no, mejor no hagas mucho el ridículo que no hay necesidad: puedes carbonizar la capa o cometer algún otro exceso peligroso para el sabor de tu tabaco. Hay que saber manejar las cerillas. Los profesionales saben y algunos buenos aficionados, también, y en verdad, esos fósforos largos especiales para tabacos dan el encendido ideal. Pero, hay que saber. Por mi parte, salvo que no tenga otra cosa a mano, jamás las uso, porque es una habilidad de la que carezco.

Sobre encender primero y cortar después, di mi opinión este día y no voy a volver:

CINCO FAQ

Como siempre digo, me dispongo a contaros lo que yo hago, que no es ni mejor ni peor, sino lo que a mí me vale. Eso no quiere decir que no haya otras maneras de encender un tabaco tan válidas como la mía y para eso están los comentarios, para que tú aportes tu punto de vista. Bienvenido será.

DOS SOPLETES, UNA LLAMA

Lo que yo uso, lo que más me gusta, es el soplete de una llama. Los llamados torch. Aquí, improvisado bodegón de lo que tengo a mano:

De los rojos de merchandising de Ernesto Pérez Carrillo tengo unos cuantos porque soy muy amigo de Emmanuel Díaz, su responsable de mercados internacionales, que es como mi hermano pequeño y lo quiero mucho.

El año pasado, durante Procigar, en Santiago de los Caballeros, me fui con él a tomar unas cervezas y, al montarme en su «carro», me encontré con una bolsa llena de ellos, así que le pegué un buen mangazo… ¡Con permiso! Siempre está bien tener de esos mecheros.

Porque, como experimentado fumador de CIGARRILLOS QUE SOY, aceptadme el consejo, una de las cosas más importantes, amigos y amigas, es llevar siempre DOS encendedores encima (o más). Sin fuego, no hay paraíso (ni infierno). No será la primera vez, ni la última, que yo me quedo sin fumar por falta de gas o porque al mechero de los chinos se le han saltado los muelles.

Dos sopletes, a ser posible de una llama: el bonito, el que pones encima de la mesa y uno de emergencia. Sobre todo si tienes costumbre de fumar solo. Porque si es en grupo, siempre hay alguien que te presta el suyo, pero si te vas al monte a fumar, como hago yo, y cuando le vas a dar candela te das cuenta de que no tienes mecha… Dos palos y un montoncico de bosta, paciencia y suerte, que si no, no fumas.

PROBLEMAS DE COMBUSTIÓN

El del tabaco es un mundo complicado en el que rara vez un problema tiene una causa concreta y, por tanto, previsible, pero en muchas ocasiones, una mala combustión del tabaco, cuando el cigarro quema más de un lado que de otro, tiene su origen en un encendido deficiente. Para poder echarle la culpa de una mala combustión a un mal rezago de capa, es importante prender todo el pie antes de empezar a fumar.

Esto sí es obligatorio, para que el encendido sea correcto. Asegúrate de que el cigarro está incandescente en toda la circunferencia del pie, pero también en el centro. El tabaco, dentro de la tripa, está dispuesto de manera que las hojas de fuera ayuden a la combustión de las de dentro. La capa y el capote son hojas finas que queman muy bien, pero el ligero, lo que está situado en el eje central del cañón, es el tabaco más fuerte y que peor quema. La combustión de un cigarro va de fuera hacia dentro, por lo que hay que procurar que vayan quemando de una vez.

Esto no pasa siempre. Hay veces que tú ves que el cigarro está mal encendido, pero al poco se corrige solo. Otras, la combustión da tanto por culo que te amarga la fumada. Pasa en los mejores cigarros y, en muchas ocasiones, como digo, no es un fallo de fábrica, sino de encendido. En este caso, dio por saco desde el minuto uno: esa capa no quemaba.

Entre encenderlo a la buena de Dios y confiar en los hados y que una mala combustión te produzca un trastorno obsesivo compulsivo, hay un término medio. Deja que el cigarro vaya ardiendo despacio y dale la oportunidad de corregirse solo, que es lo que suele pasar. No es necesario que corrijas con el encendedor constantemente la quemada de la capa. Recuerda que la temperatura interior del tabaco hay que mantenerla bajo control: fuma despacio y resiste la tentación de darle fuego cada dos caladas para igualar la combustión. Si ya ves que te hace un verdugón grande de capa sin quemar, entonces sí, échale una mano. Pero no te obsesiones. Normalmente, se corrige solo.

UNA LLAMA Y DISTANCIA

Así que corta, corta poco, y dale yesca. Yo uso encendedores tipo soplete, torch, de una sola llama. Son los que tienen más precisión a la hora de dirigir el fuego donde se precisa. Los sopletes tipo espada laser de Luke Skywalker, propulsión del Enterprise para la exploración de los rincones ignotos de la galaxia, despegue del Apolo XI, furor uterino de Torquemada y mascletá en honor a San Juan, no me gustan. Personalmente. Si a ti te va bien y les tienes cogido el truquillo, adelante. Pero hazlo con juicio y con tiento, no achicharres el tabaco.

Dale distancia.

Iba a grabarme un vídeo, pero ¿para qué si el maestro Eladio Díaz tiene un par de ellos en Instagram donde se ve a la perfección?

Lo del ángulo de encendido… Pudo llegar a ser útil cuando se usaban cerillas. Con el soplete de una llama, cabeza, juicio, distancia, paciencia y ya. Si habitualmente no sales de casa con el portaángulos, no te preocupes demasiado.

Antes de la invención de los sopletes, había que darle vueltas al tabaco en una sola mano para procurar que la llama prendiera en toda la circunferencia del pie. Esto ya no es así. Es una habilidad que se adquiere con entrenamiento y pocos la tienen. Yo mismo, que soy un gañán, carezco de ella. Los sommeliers sí que lo hacen bien, pero hoy día, un soplete de una llama, te permite dirigir el fuego con mucha precisión y que lo que dé vueltas sea el encendedor, y no el tabaco, para que el encendido sea completo.

Un buen encendido es completo y fino. Para eso, lo mejor es darle distancia al torch. Si lo acercas demasiado, corres el riesgo de que el cigarro acabe confesando que ha matado a Kennedy. Enciende el soplete antes de apuntar y, después, poco a poco, lo vas acercando hasta observar que el tabaco del pie reacciona con el calor y comienza a subir un humillo.

Paciencia y tino, que las prisas son malas para todo en el tabaco.

Si tardas en encender el puro diez minutos, disfrútalos que es parte de la poética de fumar. De verdad que sí. Una cosa que puedes hacer es meter nariz: en vez de prenderlo con los brazos estirados como si fuera un cartucho de dinamita que vas a lanzar en cuanto empiece a chisporrotear, refugia el encendido con tu cuerpo, coloca la cabeza encima de la combustión y respira por la nariz.

SOPLAR Y DISFRUTAR

La manera de comprobar si el encendido está completo es bien sencilla. Sopla en el pie y observa que, cuando tu oxígeno alimenta el fuego, toda la superficie se pone al rojo vivo. Si no es así, dale un repasito con el soplete allí donde no haya prendido y a disfrutar.

No es necesario darle fuego en boca para que el tabaco está bien encendido. El encendido en boca, que es una opción más, es correcto pero carece de precisión y puedes fallar. Si te fijas en el vídeo de Eladio, él prende el tabaco en mano completamente.

Lo importante es que, hagas lo que hagas, sea con conocimiento y decisión. Que no te tiemble el pulso y temas hacerlo mal, porque a todos nos pasa. Yo he encendido mal más de un tabaco y no pasa nada, no he salido en los periódicos ni me van señalando los niños por la calle. Sobre todo si usas un soplete de esos potentes, dale distancia y ten paciencia.

Hace unos meses, fumando con unos amigos, uno de ellos me enseñó el tabaco y me dijo que le estaba quemando fatal. Y era verdad, y es algo muy raro porque esa marca que estábamos fumando es más segura que la Sepulvedana. No falla ni uno y, aún así, el error entra dentro de lo posible. Lo cierto es que le estaba quemando horrible. Harto, dejó el puro en el cenicero, sacó otro, lo cortó, se lo metió en la boca, desplegó un encendedor torch, modelo fundidor de Altos Hornos de Vizcaya, y le dio fuego en boca con tan poca paciencia y precisión que entendí perfectamente que el tabaco le quemara mal.

Lo raro es que no se quemara la nariz.

Si acercas una llama tan potente demasiado al tabaco, lo quemas por dentro. El fuego penetra por el tiro, se hace sitio entre los huecos de las hojas y, al absorber, lo alimentas y montas un incendio en el interior del puro.

Mi consejo, si eres nuevo: no te compliques la vida. Un soplete de una llama, despacio, distancia, que no hace falta que la llama toque el tabaco, mucha paciencia (si puedes, mete nariz), dale vueltas al encendedor, comprueba que se ha encendido del todo, sopla, repasa y a disfrutar.

Más na. Venga, va… Un vídeo:

8 comentarios de “Vuelta al básico: el encendido

  1. Fuica dice:

    El de Eladio si que parece un sable de luz, el tema de la construcción y la quemada es interesante, yo por lo menos cuando tiro la ceniza y veo la cabecita de fresa se que el puro no me va a dar problemas. Cuando salen uñas, soy más partidario de parar esa zona con saliva que de igualar el resto, aunque como te toque uno con mala construcción poco hay que hacer. Por cierto, si en el humidor el hidrometro digital marca una cosa y el analógico otra, a cual le hago caso? Es un hidrometro de mesa pequeño por cierto.

    • JAVIER BLANCO URGOITI dice:

      Tiene buen cacharro Eladio, sí que es verdad. Mira, lo de la saliva no lo había oído nunca. Habrá que probar. Lo del higrómetro que me preguntas… Yo tengo uno analógico que funciona bien y ¿sabes por qué lo sé? Aprieto el puro un poquito, con tiento, por encima del pie y ahí es donde se ve si el cigarro está en su punto. Si lo está, entonces el higrómetro va bien. Prueba. Un abrazo

  2. Pablo Moreno dice:

    Lo que me he reído con el artículo.. fantástica habilidad la de transmitir, que lo largo se haga corto, que te quedes con ganas de más y con una sonrisa en la cara

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