Oro Blanco - Burkina the revist

Oro Blanco

Oro blanco… Todo se desarrolló muy rápido. Casi diría que se debió al síndrome del anfitrión, que todos hemos sufrido en alguna ocasión al tratar de complacer a nuestros invitados, intentando apabullarlos cada dos minutos. Todo fue muy inesperado. Cada acontecimiento se precipitaba a mayor ritmo que el anterior. De hecho, se volvió frenético hasta tal punto de que ocurrió lo mas terrible e inesperado.

Pero dejadme empezar por el principio. Todo empezó el día en que el bueno de Javi había quedado a comer en Pasión Habanos y me citó, al terminar su ágape, para encontrarnos después de un añito largo sin vernos. Iríamos a su casa a merendar cigarros y bebernos sus patatas de churrería.

Todo iba muy rodado, sonrisas, abrazos, preguntas sociales de rigor, extensión de hilos sobre las conversaciones principales que sacábamos espontáneamente mientras íbamos en el coche y su embriagador aroma camino de su casa… Hasta aquí todo muy normal, sin ningún indicio apreciable del rumbo que acabaría tomando todo.

Al llegar, nos acomodamos y comenzamos a montar la terracita con las propiedades comunales propias y ajenas que tiene tanto la familia @Blanco_Urgoiti&Cia como los vecinos dispersas por la zona, una mesa de aquí, una silla de allá hasta quedar un conjunto cómodo donde sentarnos. Y ahí comenzó todo…

ELADIO DÍAZ 60th

El anfitrión comenzó tímidamente lo que se convertiría en un acoso y derribo. Empezó con unas patatas y terminó con el regalo del Davidoff Oro Blanco. Sí, Oro Blanco, el de 500 euros, un buen brete en toda regla. Por supuesto me resistí y pensé “este cabrón en la que me está metiendo” y aunque sé que lo de la maldad no va con Javi, mi cabeza trataba de racionalizar lo que estaba ocurriendo y tuve que tirar de Descartes para llegar a la conclusión que la no maldad y la maldad son lo mismo por el tema de los extremos y eso. Cita del «Sócrates» de Teodectes: “¿Qué santuario ha profanado, a qué dioses de aquellos en los que cree la ciudad no ha honrado?”.

No pude escaquearme. De hecho, me dijo que no era necesario que escribiera nada. Sólo quería que me fumase el Oro Blanco porque sabía que yo lo iba a disfrutar y a apreciar. Incluso traté de hacerme el olvidadizo y dejarme el cigarro pero raudo acudió el doncel a socorrerme con el descuido. En fin, que no hubo manera.

Y heme aquí, en Santoña con el cigarro «brete», el Oro Blanco, preguntándome a qué saben las nubes mientras sostengo en la mano este toro extra, que por cierto pesa lo suyo, cepo 54 y 165mm de largo. Es curioso que no aparezca “Davidoff” en la anilla junto con Eladio 60th Anniversary Special Edition y en el lateral de ésta, «blend 28-05-2013».

HAY CIGARROS QUE SE SUEÑAN

ANTES DE ENCENDER

Antes de encenderlo, y como es ya un ritual para mí, metí la nariz y he de decir que es lo más complejo con que me he tenido que enfrentar hasta ahora. Cuero fino, café en grano fino, raíces, regaliz, champiñones, té negro, chorro enorme de pimienta negra… Un montón de fruto seco que seguro me dejo alguno pero que van desde las almendras al sésamo, pasando por pipas, avellanas y cacahuetes.

¡Qué decir de las especias, que se entremezclan con las notas de hierbas aromáticas entre ellas nuez moscada, canela, jengibre, tomillo deshidratados e hinojo! En general es un aroma vegetal que lleva al heno y al té verde. También tenemos cítricos deshidratados en forma de pieles principalmente de limón y naranja (¡bergamota!)… Arcón de abuela, salazón, nota floral de lavanda potente y notas golosas pero que no se reducen a miel, que la tiene, sino al aroma dulzón de la fruta escarchada, de madera aromática pero incluso… ¡Atención haters! de la nube de algodón de feria. En fin, como dije muy complejo y sobre todo, con los aromas interactuando entre ellos, lo cual no lo pone nada fácil.

Tras el corte, antes de encender en boca, ya mostró esa salazón que se aprecia en nariz en forma de salinidad intensa. Aprecié notas alineadas con los aromas en frio, pero algunas despuntaron más como el jengibre y la pimienta negra y aún apareció alguna más en la gama de los herbáceos: el de matorral estilo bosque bajo.

UN POEMA

El cigarro es constante, pero constante de verdad, cosa que me sorprendió. Es cierto que a medida que avanza la fumada encontramos notas que sobresalen sobre las demás pero cuando digo constante, insisto, es constante. Y me refiero que no hay un incremento de los torrefactos, ni de los tostados, ni tercios, ni medios ni quintos ni nada. Inicialmente es más intenso pero a medida que va transcurriendo la hora y media de fumada que tiene, va aminorando la marcha muy ligerísimamente.

El inicio me pareció muy terroso, algo que me llevó a pensar enseguida a tabaco nicaragüenses (pero Javi me corrigió diciéndome que la ligada era de hojas exclusivamente dominicanas) por esas notas tan marcadas de tierra. Pero, sobre todo, por una persistente pimienta negra que acompaña toda la fumada, raíces y regaliz, llegando a apreciar cierta trufa negra de fondo. Esta intensidad se atenúa algo, sólo algo, para dar paso a las demás característica que se aprecian en frio: notas vegetales finas y aromáticas, sus notas herbales a las que habría que añadir menta hacia el final. Proporciona intensas notas de frutos secos; madera aromática que muestra un poco de carbón; nota floral de lavanda y sus torrefactos de café en grano suave, cacao en polvo… 

La boca es un auténtico poema. De fortaleza media en el alto rango hay que mencionar que es dulzón. Su tanicidad es marcada pero balanceada por una untuosidad media que hace que la boca sea muy sedosa y es muy sabroso. La acidez no es especialmente intensa, pero hacia el primer tercio, la lengua genera una sensación de aceite de cítrico tostado, igual que cuando se hace el twist de limón pasado por una cerilla. Una sensación punzante, ligeramente áspera con un punto amargo que se percibe en forma de frescor intenso. Además se aprecian picor ligero en forma de vibración semejante a la pimienta de Sichuan que se atenúa hacia la mitad del tabaco. Pero aun así apreciable.

¿Pensabais que lo iba a maridar? No amigos, Javi ya me metió en un buen brete con el Oro Blanco, y ninguno de vosotros va a conseguir meterme en un segundo, porque “hermoso es morir antes de hacer algo que merezca la muerte“, Anaxándrides.

7 comentarios de “Oro Blanco

  1. Enrique el asturiano dice:

    Me voy a comprar uno para disfrutarlo en Nochevieja si me toca la lotería de Navidad.
    Ya publicaré mi cata desde mi yate…

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